Sales de casa, vas a tu trabajo en tu coche, ese que ya necesita un cambio pero aguanta, y cuando quieres volver ya no puedes porque una tromba de agua, una riada inmensa, no te deja. Podíamos haber sido cualquiera de nosotros, cualquiera, pero son ellos y da tremenda pena ver lo que están sufriendo.
Lo que ha pasado en la Comunidad Valenciana, también en Letur (Albacete) y en varias localidades de Andalucía, te hiela la sangre, te encoge el corazón y por eso de lo más profundo sale el sentimiento de acompañar, de cuidar, de ayudar.
Justo cuando muchos estábamos pensando que cada vez hay más malas personas, aparecen ellos, miles y miles, andando, cargados con palas, agua y comida para ayudar, sin más, sin el lamentable afán de protagonismo que hoy lo mancha todo. Y así tiene que ser, esa es la actitud (una palabra que últimamente me chirría, yo me entiendo, pero que bien utilizada significa algo muy grande). Y da igual aquí la orientación política o religiosa porque juntos, mano a mano, están los voluntarios, muchos, jóvenes.
Por eso a cinco días de la desgracia, con un amplio despliegue de medios de comunicación y de voluntarios, es comprensible que no se entendiera la visita de los Reyes y peor aún, la del presidente del Gobierno y la del de la Comunidad Valenciana. Fue terrible lo que pasó el domingo en Paiporta, terrible y nada justifica el ataque físico, nada, pero llevamos años aguantando un clima de crispación política inaguantable, vemos cómo muchos de los que están al frente son mediocres y sobre todo egoístas y ésta ha sido la gota que ha colmado el vaso. Si yo estoy de barro hasta las cejas, sin agua, sin luz, sin casa, sin coche… no esperes que te de la mano saludando cuando vengas de visita, sobre todo si eres tú quien tiene que poner los medios para arreglar esa situación y veo que no lo has hecho.
La comunicación institucional, además está fallando desde hace mucho tiempo, y en esta tragedia se nota aún más. En estos días todo el mundo aplaude al ministro de Transportes, Óscar Puente, porque es el único que está ocupándose de dar información clara y precisa y sólo se ocupa por solucionar, nada que ver con lo que hizo la consejera de Turismo e Industria de la Comunidad Valenciana instando a los familiares de desaparecidos a no visitar los lugares donde se guardan los cuerpos. Le faltó empatía, le sobró chulería y prepotencia. Minutos después pidió perdón, pero ya no vale porque además, se notaba falso pero muy falso.
Y luego están otros políticos a los que se supone seriedad que sólo se ocupan de enfangar, de confundir o de criticar a los medios de comunicación tildándoles de manipuladores.
Falta comunicación, falta contar las cosas bien y muchas veces. En los últimos tiempos se lleva el silencio y ponerse de perfil y ya se ha demostrado que eso sólo sirve para los cobardes, hay que estar al lado de la gente, gente somos todos y cada uno.
Hago aquí un inciso para hablar de la empresa donde trabajo, de RTVE y me fijo en uno de los compañeros de Valencia, en Joan Moreno, trabajando sin parar desde el primer día. Estuvo en Paiporta y narró a la perfección lo que estaba pasando con la visita de autoridades, no perdió la compostura y eso que el trabajo era más que difícil. Joan Moreno es de ese tipo de profesionales del periodismo que tiene rigor y que cuenta lo que está pasando, que es de lo que trata este trabajo nuestro. Hablo de él en representación de todos los que están allí y contra la cantidad de desinformación que estoy viendo estos días, bulos, falsedades, mentiras que no sé qué interés tienen. De verdad, confiad porque los periodistas sabemos hacer nuestro trabajo y no, no obedecemos dictados, al menos, no lo hacemos los que nos llamamos periodistas.
Y ya acabo, pero no me quiero olvidar de esas personas a las que obligaron a ir a trabajar ese horrible martes, porque puede ser hasta delito. Es precisamente eso, lo que hicieron esos 'encargadillos', 'jefes de pacotilla', obligando a ir a trabajar o evitando que la gente se marchara a su casa y pudiera salvarse. A todos ellos me gustaría decirles que no hay disculpa para una 'actitud' así, que no sabemos vuestros nombres así que fijaos lo poco importante que sois fuera de esas cuatro paredes de vuestra empresa. Tened claro que los que nunca se van a olvidar de vosotros son los padres, las madres, los hijos, las parejas de quien se quiso ir a casa y no pudo por vuestra miserable culpa. Por eso es un ejemplo lo que hizo la Universidad de Valencia y más de un ayuntamiento de la provincia que canceló las clases en los colegios. Y por eso también es importante estar informado y saber que el estatuto de los trabajadores protege en este sentido, a los empleados.
Me da lástima decirlo así pero es que es así, no hay que darle poder a un tonto y ahora hay mucho poder repartido entre muchos tontos.
Ánimo a todos, es otra vez evidente que vivimos en un país formidable, la pena es esa porción de políticos y 'jefecillos' que sobran.