A los que somos lectores habituales de prensa cada día nos resulta más difícil encontrar una noticia simpática y agradable. En muchas ocasiones es más sencillo resolver el sudoku que suelen traer en las últimas páginas.
La sección de internacional suele venir cargada de guerras, hambruna, masacres o desastres naturales, que han conseguido que alguien como Trump, que no es ejemplo de nada, haya comentado en la reapertura de Notre Dame que «el mundo se está volviendo un poco loco en estos momentos». Por favor, busquen un buen psiquiatra para el mundo y un psicoanalista de prestigio para él. Para el resto, una pregunta: además de en el circo, ¿dónde estuvo la representación oficial española en la reapertura de la Catedral?
En el ámbito local, las noticias, además de las clásicas (integración ferroviaria, Arco de Ladrillo, carriles bici, estación de autobuses y evolución de la población), están plagadas de estafas digitales, delitos sexuales, peleas callejeras, robos, conductores con tasa de alcohol por las nubes, muertes violentas…Algunos días es como leer el semanario de sucesos 'El Caso', el famoso 'periódico de las porteras', que, después de 45 años, echó el cierre en 1997. Con estos mimbres, es el único cesto posible que pueden hacer los profesionales del periodismo. Simplemente cuentan lo que ocurre.
Las páginas sobre asuntos nacionales no solo no mejoran el panorama si no que tienden a empeorarlo. Están salpicadas de tramas de corrupción, chantajes, comisionistas con picaderos para amiguetes, acusaciones de golpismo judicial, denuncias de cacerías políticas, cuestionamiento de los informes de la Guardia Civil, celebración del día de la Constitución sin un triste saludo entre el presidente de Gobierno y el líder de la oposición y una misa funeral en memoria de las 223 víctimas mortales de la DANA sin la presencia de Pedro Sánchez. La sección de deportes mantiene una línea similar, en ella se recoge la elección de un condenado por prevaricación, Rafael Louzán, como nuevo presidente de la Federación Española de Futbol, que el Barcelona acude a la vía judicial para poder seguir contando con Dani Olmo el próximo año y la querella del Nástic contra el árbitro quien, al parecer, les privó de subir a segunda. El país caminando por el alambre de los embrollos judiciales. Todo va bien.
Por eso, cuando hace unos días me di de bruces con dos noticias amables sobre ciudadanos anónimos que han ejercido su profesión y su trabajo sin tacha alguna, me paré, las leí con sosiego y esbocé una pequeña sonrisa. Me encontré con la realidad de la gente de a pie, que trabajan con rigor, aman su profesión, contribuyen a mejorar la sociedad y un día la vida les jubila.
Me estoy refiriendo a Adoración Gobernado Saldaña, 'Dori', que hace un par de semanas puso fin a su vida laboral después de 42 años de servicio como ujier de las Cortes de Castilla y León, y a Valentín Sáez Martín, que por las mismas fechas hizo lo propio después de 39 años destinado en el Centro de Salud de Villalón de Campos como coordinador de enfermeros.
Los dos han recibido un sencillo reconocimiento de la gente con la que trabajaban por su calidad humana. 'Dori', a quien conocí en mi larga etapa en las Cortes, siempre estaba en su sitio y nunca la vi una mala cara. De Valentín, cualquier ciudadano de Villalón te habla de él como el enfermero que siempre sonríe. Nunca buscaron ser noticia ni el protagonismo de una foto, pero al final de su vida laboral, lo han sido por ser, nada más y nada menos, buena gente. Les dejo, después de estos dos ejemplos, voy a ver si resuelvo el sudoku de mi vida. Lo dudo.