Esta semana la Agencia de Noticias de Castilla y León Ical ha celebrado su 35 aniversario. Además ser una ocasión para felicitarles públicamente y reconocer a todos los profesores que trabajan en ella, es un buen momento para poner en valor la información local. «Nuestro deber es ser garantía de rigor y calidad para ganarnos la credibilidad día a día. Así seremos más útiles a los medios y a la sociedad, a quienes nos debemos», aseguraba su director, Luis Miguel Torres. Ical y multitud de medios locales, incluido este en el que escribo, tienen una función de altavoz, no sólo para dar a conocer a los vecinos de una localidad las principales informaciones, sino también para difundirlas más allá de su entorno. Si solo existe lo que se nombra, en un mundo globalizado el periodismo más cercano, el más pegado a la realidad, asume ese encargo vital de poner el foco en lo más cercano.
El periodismo local se convierte así una ventana a lo que sucede en nuestro día a día, permite a los ciudadanos estar informados sobre los temas que les afectan directamente a su calidad de vida. El trabajo diario de los periodistas permite informar sobre pequeñas historias y personajes que no tendrían esa atención y ese espacio en los medios nacionales. No solo trata de contar lo que nadie cuenta, también es un medio para cuestionar directamente a los responsables políticos locales sobre los problemas diarios y las soluciones que se pondrán en marcha.
En una época de cuestionamiento de la profesión periodística y de la integridad de sus profesionales, la información local emerge como el bastión más resistente frente a esta tendencia de descrédito. La preferencia por seguir las noticias locales puede estar ligada a un sentido intrínseco de pertenencia a la comunidad, a una necesidad de conocer los sucesos cercanos, los que podrían tener un impacto directo en la vida diaria de los individuos
Advierte el escritor y periodista francés, Emmanuel Carrère, que «las noticias falsas cuestionan la esencia misma del periodismo», y es precisamente los medios locales donde menos exposición hay a este virus contemporáneo. La cercanía a las fuentes, pero también a los receptores, facilitan la premisa básica de la verificación. El rigor y la calidad no se dan gratis, ni en las redes sociales.