Nadie duda que tanto Concha Velasco, que falleció el pasado mes de diciembre, como Miguel Delibes, que murió en marzo de 2010, son dos vallisoletanos ilustres. La trayectoria de la actriz y el escritor siempre estuvo muy vinculada a su ciudad y consiguieron no hacer bueno eso de que nadie es profeta en su tierra. Ambos vieron como Valladolid reconocía y presumía de sus logros en vida, y cómo les rendía homenaje y les despedía con sepelios multitudinarios.
La huella de Delibes, su obra y sus personajes es visible en calles, edificios públicos y privados y también en una estatua junto al Campo Grande. Su figura sirve de paraguas para premios, congresos y exposiciones, muchas desarrolladas desde la Fundación que custodia su legado. Una herencia que fue la protagonista de la celebración del centenario de su nacimiento en 2020, donde se anunció el proyecto cumbre: la creación de la Casa Museo Delibes, que se sumaría a las de Cervantes y Zorrilla para crear una ruta literaria única en el país. Una propuesta en la que se unieron el Ayuntamiento, la Junta y el Gobierno, pero se ha encontrado más obstáculos de los deseables, incluida la elección de la sede, y que todavía, a fecha de hoy, no es una realidad, aunque el compromiso es que esté operativa a finales de este año. Las diferencias políticas también han frenado que otra de las propuestas para rendir homenaje a su figura: rebautizar el aeropuerto de Valladolid como Miguel Delibes.
Una deuda de la ciudad con el escritor que vuelve ahora a la actualidad, por la propuesta del ministro de Transportes de que la estación de trenes se llame Concha Velasco. Un homenaje que apoya el alcalde de Valladolid y que de salir adelante se sumaría a otras estaciones que ya llevan nombres de mujer, como las de Madrid-Puerta de Atocha Almudena Grandes; Madrid-Chamartín Clara Campoamor, desde diciembre de 2020, o la estación de AVE de Málaga, bautizada como María Zambrano.
Sería deseable que esta vez se dejaran de lado las discrepancias políticas y el debate de la propuesta se centre en reconocer las cualidades profesionales que hace a ambos merecedores de tales homenajes. Hay que tener presente en la memoria de la ciudad estos y otros muchos personajes ilustres. Esto me recuerda las palabras de José Saramago: ?Siendo obvio que habitamos físicamente un espacio, sentimentalmente somos habitados por una memoria.