Maite Rodríguez Iglesias

PLAZA MAYOR

Maite Rodríguez Iglesias

Periodista


Pezzolano, dimisión

31/05/2024

La manida frase del fútbol suele dar bula al festival de humor en que se convierten las celebraciones de los futbolistas. Así sucedió el pasado lunes en la fiesta del ascenso del Real Valladolid, donde incluso muchos interpretaron como un guiño a la afición que el entrador cantara, desde el balcón del Ayuntamiento, el 'Pezzolano, dimisión' que tantas veces ha escuchado este año en el estadio José Zorrilla.

Hasta aquí todo correcto. Pero está claro que el uruguayo no está cómodo en Valladolid, no sé si en el club, pero no en la ciudad. Eso sí, quizás no se ha detenido a analizar el porqué. Lo que está claro es que no es un personaje empático, no sé si lo cultiva o es su verdadera personalidad. Eso no importa. Lo que tiene relevancia son las palabras dichas tan solo unos días después del ascenso a un medio uruguayo. Quizás la entrevista le sirvió de terapia; quizás la distancia le permitió sincerarse y ser sincero en sus opiniones. Pero esa valentía debería tenerla también aquí, en la ciudad que representa el equipo que él entrena y con los aficionados a los que reclama apoyo incondicional.

Dice Pezzolano que esta ciudad es muy particular y que los extranjeros lo sufren. Lanza la piedra y esconde la mano. ¿Habla de xenofobia? Pues si es así debería haberlo denunciado. Y más si como afirma escuchó a aficionados que le gritaron 'sudaca, vete para Uruguay'. Ya hay precedentes. La propia Liga presentó una denuncia por los cánticos racistas en el José Zorrilla hacia Vinicius. 

Valladolid será diferente, no sé con qué lo compara. Y se lo dice alguien que no es de esta ciudad, ni lleva el pucelanismo por bandera. Pero si no denunció esos cánticos y había optado por sufrirlos en silencio, está fuera de lugar sacar ahora estos trapos sucios. Lo que no se puede hacer es lanzar este tipo de acusaciones y luego hablar de manipulación en los medios. Debería ser valiente, como el otro día cuando salió al balcón del Ayuntamiento. Pero esta vez requiere un plus porque no está arropado por su equipo, no goza de la bula de una afición ebria de felicidad por el ascenso.

Pezzolano debería pedir perdón y reconocer que xenofobia o racismo la sufren muchos de sus compatriotas, y vecinos de otros países del continente. Esos 'sudacas' que se la juegan para llegar a España ilegalmente porque no tienen forma de sobrevivir allí. La burbuja del fútbol y sus contratos millonarios generan monstruos, pero sin razón, al estilo de Goya.