Maite Rodríguez Iglesias

PLAZA MAYOR

Maite Rodríguez Iglesias

Periodista


Libertad y cancelación

17/05/2024

Sobre la libertad se han escrito multitud de ensayos. John Stuart Mill, a finales del siglo XIX, en su obra 'Sobre la libertad' ya exponía sus ideas fundamentales sobre los límites de la libertad del individuo y la sociedad, pero también defendía que la verdad sólo puede surgir tras un debate libre y abierto. Aunque mucho antes que él, Sófocles ya advertía a sus coetáneos de la Grecia clásica del error de la intransigencia y la ceguera común de interpretar el mundo a través de un único modo de ver las cosas, que incapacita, entre otras cuestiones, para la comprensión de los argumentos y sufrimientos ajenos.

Si el debate se centra en la libertad de expresión, que nos concierne más a los periodistas, hay miles de referencias doctrinales. Incluso análisis que en su momento parecían distópicos, como los de George Orwell en 'Rebelión en la granja', donde ya resaltaba que la cobardía intelectual es el peor enemigo al que han de hacer frente periodistas y escritores en general. Orwell ya subrayaba, en 1943, que las ideas impopulares, ahora denominadas políticamente incorrectas, pueden ser silenciadas, ahora el término es canceladas. Y plantea un debate que todavía sigue abierto: «¿Merece ser escuchado todo tipo de opinión, por impopular que sea?». Y recalca que la pregunta representa un desafío a la opinión ortodoxa reinante y, en consecuencia, el principio de libertad de expresión entra en crisis. 

Esto viene al caso porque esta crisis hoy en día se ha agudizado. La multitud de fuentes y canales de información genera más desinformación que conocimiento, y sobre todo levanta fortines de uniformidad ideológica, retroalimentados por cajas de resonancia. Un escenario donde se inhabilita cualquier debate y argumentación que no sirva para reafirmar el credo dominante en el grupo. Y esto afecta especialmente a periodistas y escritores. Que se lo digan a una compañera, que para presentar su libro en una asociación vallisoletana sufrió un tercer grado sobre su ideología, aunque luego obtuvo una disculpa. Ahora sufre un coste inesperado porque esta presentación le ha costado la cancelación de su presencia en la caseta de la librería donde iba a firmar ejemplares en la Feria del Libro de Valladolid. Así, sin más. Sin más excusa que haber aceptado la invitación de una asociación, que definen como contraria a su ideología. Un argumento banal y pueril, y más cuando hablamos de LIBERTAD.