Lo que nos gusta a todos opinar en la barra del bar sobre todo tipo de asuntos, sobre todo los políticos, y lo que nos cuesta luego involucrarnos directamente en los temas que no nos atañen particularmente. Ese es uno de los problemas que se encuentran todas las iniciativas que se ponen en marcha, en diferentes ámbitos, para fomentar la denominada participación ciudadana. Y es que no es fácil saltar del qué hay de lo mío al vamos a ver qué necesitamos en mi calle, mi barrio o mi ciudad. 
En Valladolid capital funcionan desde hace más de un lustro los denominados presupuestos participativos. Se trata de que los vecinos aporten propuestas, que luego se analizan si son viables económicamente y son competencia del Ayuntamiento, y se votan para decidir cuáles se llevan a cabo. Y es interesante echar un vistazo al listado de ideas que aparecen en la página web, porque son un reflejo de las particularidades de cada zona de la ciudad, pero también de cómo prima el enfoque corto. Aunque eso, en esta ocasión, ha tenido una penalización de los propios ciudadanos porque se ha hecho una criba inicial con los apoyos recibidos. 
Las que menos votos reciben suelen ser las que piden un banco, una farola o un arreglo de un bache en una zona muy concreta. Lo mío no interesa a mi vecino, se podría concluir. Aunque eso no quiere decir que no sean necesidades o problemas que el Ayuntamiento deba considerar y solucionar con la máxima diligencia. Pero también hay zonas donde sí se nota la visión de barrio y se proponen proyectos para la generalidad de los vecinos, aunque también hay que apuntar que algunos no se podrán llevar a cabo porque su financiación sobrepasa el límite fijado. 
Esa falta de visión de amplio espectro quizás esté detrás de la falta de apoyo a determinadas reivindicaciones, como la del soterramiento. Una reclamación que se ha vuelto a poner sobre la mesa y cuyo guante han recogido los partidos de la oposición, pero que no ha conseguido movilizar masivamente a los vecinos. De hecho, llama la atención cómo las peticiones de la zona este se centran en la mejora de la accesibilidad a los túneles, su iluminación y la instalación de cámaras de seguridad. 
Aunque el test definitivo para saber si es un proyecto de ciudad será en las próximas elecciones, si hay partidos que lo lleven en su programa electoral.