Maite Rodríguez Iglesias

PLAZA MAYOR

Maite Rodríguez Iglesias

Periodista


La sociedad ‘happy flower’

27/09/2024

Uno de los privilegios que conlleva el ejercicio del periodismo es que facilita conocer y escuchar en primera persona reflexiones de personas extraordinarias. Utilizo este calificativo para abarcar la diversidad de argumentos y experiencias que regalan, desde los más intimistas hasta los más científicos. Y también para delimitar el perfil de los personajes, que normalmente no coinciden con los más expuestos por la agenda informativa, con lo que muchas veces se puede calificar de un 'descubrimiento'.

Esa sensación tuve la primera vez que contacté con Leonor Pérez de Vega, profesora jubilada de  Derecho Financiero y Tributario de la UVa. Leonor no pretendía, ni pretende ser conocida por su experiencia vital tras una negligencia médica, que ha motivado que lleve 30 años conviviendo con el dolor crónico. El primer impacto es descubrir a una mujer, con una impecable trayectoria profesional, lastrada por una neuralgia trigeminal, que la obligó a jubilarse a los 48 años y a sobrevivir a crisis de dolor que la inhabilitan por completo. Pero ella no busca llegar a los medios para denunciar su situación, que clínicamente no tiene resolución tras numerosas intervenciones quirúrgicas y todo tipo de tratamientos. Sus crisis la desgastan física y emocionalmente, tanto que confiesa no reconocerse y tener ganas de tirar la toalla en más de una ocasión.

Su lucha se centra en conseguir más y mejores recursos sanitarios para atender a los pacientes con esta patología, que denuncia es invisible para la sociedad. Una actitud happy flower que el filósofo coreano Byung-Chul Han atribuye a la sociedad paliativa en la que vivimos. «En la actualidad, la positividad de la felicidad desbanca a la negatividad del dolor, y se extiende al ámbito social». Esa  fobia que pretende no dejar lugar para el sufrimiento no solo limita los recursos para atender a los pacientes sino que también afecta al lenguaje. Es habitual hablar de los enfermos de cáncer como unos luchadores y unos valientes, como si dependiese de eso su curación.

Esa ceguera social impide la empatía con los afectados por el dolor crónico, un cuarto de la población, y obliga a muchos a vivir su drama en soledad. Por eso conocer a personas como Leonor, que se empeña en gritar para sacarnos del estado de anestesia permanente, es un lujo. Pero también leer sus reflexiones que ha plasmado en su libro 'Octubre rojo', una enseñanza emocional para transitar por la vida real.