Imelda Rodríguez

Punto cardinal

Imelda Rodríguez

Especialista en Educación, Comunicación Política y Liderazgo


Vencer es también convencer

15/06/2024

Dice el tenista Carlos Alcaraz que, si tuviera que elegir, preferiría ganar en los Juegos Olímpicos antes que en Wimbledon, ya que «no juegas por ti, sino por tu país, y eso me hace mucha ilusión». Esto es la autenticidad: la brillantez desde la humildad. Este tipo de figuras son las que realmente impulsan la marca de nuestro país. Son las que cuando vencen, convencen. Es decir, las que consiguen -tras cada uno de sus éxitos- la admiración de la opinión pública. Se vence cuando se obtiene esta confianza. Todo lo demás, es circunstancial. Por eso, no es de extrañar que los más jóvenes vean en los deportistas a grandes referentes, algo tremendamente sano en este tiempo de desánimo social. Acertar con los líderes es una buena forma de orientar el futuro. De ahí que una educación universitaria que fomente el pensamiento crítico es absolutamente crucial. Lo es más, si cabe, cuando leemos estudios como el que se publicaba estos días alertando sobre la soledad no deseada que sufren los jóvenes menores de 24 años. Una situación que les hace muy vulnerables. Si lo conectamos con el ámbito político, sobre el que una buena parte de nuestros jóvenes espera hoy poco o nada, este estado emocional puede justificar la multiplicación de partidos políticos viscerales, como 'Se acabó la fiesta', que pretenden aglutinar este cabreo. Este partido, sin programa electoral ni presencia en los medios de comunicación tradicionales, ha conseguido más 800.000 votos en las elecciones europeas, utilizando la ira como imán electoral y una red social como plataforma para canalizar este feroz descontento. No es momento ahora -como está ocurriendo en algunos discursos del Congreso- de convertir a su impulsor, Alvise Pérez, en un búmeran entre los partidos. Es tiempo de reflexionar sobre cómo se siente la ciudadanía, muy especialmente, las nuevas generaciones. En otros países, como Chipre, el youtuber Fidias, con casi 3 millones de suscriptores en una red social en la que se dedica al humor, ha obtenido el 40% del voto entre los jóvenes de 18 a 24 años. Creo que no deberíamos pasar por alto las consecuencias de un clima político mal gestionado. Miren, si no, la reciente y grotesca escena en la Cámara de Diputados de Italia, donde los diputados han llegado a las manos. No puede ser. Es el momento de pensar, de verdad, en la gente. Es el momento de pensar en España, como piensan las figuras de éxito deportivo, científico o empresarial que llevan alto el nombre de nuestro país. 
Y en España, precisamente, pensaba uno de los intelectuales más relevantes que ha pisado una tierra de talento como es Castilla y León. Hablo del escritor Miguel de Unamuno, un pensador de esos a los que siempre hay que recurrir para entender lo que ocurre y poder enfocar correctamente lo que está por venir. En estos días de resaca electoral, sería bueno que la clase política se planteara qué significa vencer. Es algo más que un resultado y algo más que alcanzar una posición de mando. Vencer es convencer. Lo reivindicó Unamuno, siendo rector de la Universidad de Salamanca, en respuesta al militar Millán-Astray, en 1936, durante un acto en el paraninfo de esta Universidad. Qué importante es el concepto de lo que pronunció en aquel momento: «Vencer no es convencer. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir». Y este convencimiento se produce cuando la ciudadanía reconoce que aquellos que les dirigen y les representan, lo hacen solo por el bien común. Hay que pensar más en España. Y hay que hacerlo con calidad.  Se vence cuando se piensa y se actúa con calidad, es decir, cuando se toman decisiones coherentes desde la serenidad y se comunican emociones optimistas. Una calidad de pensamiento y de acción que se articula desde estos valores auténticos, que son los que conectan con un mayor número de personas y construyen un ambiente de tranquilidad social. Pensemos en lo que tenemos a nuestro alrededor. Practiquemos también nosotros un pensamiento de calidad que nos permita diferenciar el grano de la paja. Ya nos lo advirtió uno de los vallisoletanos más ilustres, Miguel Delibes, cuando dijo que «a los mayores tiranos siempre les gustó tener fama de libertadores». Cómo resuenan hoy estas palabras. Vencer es, sobre todo, convencer. Vaya si lo es.