José Antonio de Santiago-Juárez

Frente al diván

José Antonio de Santiago-Juárez


Perdón, víctimas y Mayo del 68

31/05/2024

Lo que comenzó con el rechazo a un macro complejo turístico y juego en Tarragona (Hard Rock) por parte de la CUP y Común Sumar tumbando los presupuestos catalanes, continuó con una OPA hostil del BBVA al Banco Sabadell y sembró Cataluña de cientos de urnas, está empezando a dejar algunas víctimas políticas que aumentarán después de las europeas y continuarán hasta las navidades. 

Cuando Sánchez, tras la victoria de Illa, que él rápidamente, como casi todo, hizo suya, afirmó que «el perdón tiene un efecto sanador», las monjas clarisas de Belorado, que de indulgencias y perdón saben un rato, iniciaron su particular Mayo del 68 al descubrir que debajo de los adoquines no está la playa, está el dinero. Su revuelta está liderada por el obispo cismático y autoproclamado ilustrísimo y reverendísimo señor doctor, Pablo de Rojas Sánchez-Franco (los apellidos no son ninguna licencia humorística), quien no tiene ningún parecido con el 'enragé' pelirrojo y líder del movimiento estudiantil parisino de aquel año y entonces anarquista, Daniel Cohn-Bendit. Para él, eran los tiempos del eslogan en su apoyo «todos somos judíos alemanes», al ser expulsado de Francia, que retumbó con fuerza en la Sorbona y en el Barrio Latino. Ahora, los estudiantes se manifiestan y hacen acampadas pro-palestinas. Hormonas juveniles e ironías y contradicciones de la historia.

La primera gran víctima, con pronóstico irreversible, ha sido Ciudadanos. Hace siete años fue el partido más votado en las autonómicas catalanas con más de 1.100.000 votos y, ahora, apenas ha conseguido 21.000, menos que los asistentes a la reciente miurada en Las Ventas, quedando fuera del parlamento. Esto supone que, durante los últimos siete años, ha perdido una media diaria de 430 votos. Terminará siendo objeto de estudio en la facultad de Ciencias Políticas.

El 'procés', esa despedida de soltero que se desmadró y nadie supo controlar a tiempo, es la víctima más señalada por los distintos analistas.  Conviene no confundir el 'procés' con el sentimiento y el deseo independentista. El primero, que era una estrategia para alcanzar de forma unilateral el segundo y contaba con un fuerte apoyo social, ha recibido un claro repaso en las urnas quedando muy debilitado. El segundo, como conflicto territorial de fondo, mantiene el 43% de los votos, pero le faltan líderes y estrategia. Lo tiene complicado, pero no habrá paraíso 'post-procés'. Ojalá me equivoque.

Otros de los dañados ha sido el movimiento de los ciudadanos indignados del 15-M, que ha cumplido su decimotercer aniversario y nadie parece quererlo recordar o simplemente se ha olvidado. De este nacieron movimientos y partidos que el tiempo y la política han ido fagocitando o que ni siquiera se han presentado a las elecciones catalanas. Es el caso de Podemos que, por primera vez desde su creación, no concurre a un proceso electoral. Conociendo a Pablo Iglesias, su actual líder espiritual, seguro que además de cerrar la puerta se ha llevado las llaves, incluidas las del cielo que tanto le preocupaban. Debería mantener una reunión con las Clarisas de Belorado, regalarlas algún libro sobre la primavera parisina, explicarlas que no son pocos los estudiosos que han querido ver los pródromos de Mayo del 68 en las tensiones del Concilio Vaticano II (1962-1965) y una estampita de la agónica y cada día, más ignorante e imprudente «desde el rio hasta el mar», vicepresidenta Yolanda Díaz, ya que después de cada proceso electoral se asemeja más a la Virgen de los Desamparados.

Hace siete días, a lomos del victimismo, la sobreactuación, con música de «un tango en el fango», con la kufiya en la cabeza y la palabra «genocidio» en la boca, se ha iniciado la campaña de las europeas. Dos de las perjudicadas indirectas serán las cabezas de lista del PSOE y el PP, Teresa Ribera y Dolors Montserrat. Las falta garra, tirón electoral, no son demasiado conocidas y su papel es secundario, ya que quienes se batirán en duelo el 9-J serán los dos líderes de sus respectivos partidos. La que no consiga, al menos, cuatro puntos de diferencia sobre la otra, además de víctima, se convertirá en un cadáver político y colocará en una difícil situación a Sánchez o a Feijóo.

Por ahora, la peor parte se la lleva ERC. Además del fracaso en las urnas, su cúpula parece amortizada y dividida. El coordinador nacional y presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonés, ha abandonado el barco. El presidente de la formación, Oriol Junqueras, que chupó talego, cada 24 horas cambia de opinión y pasa de estar con fuerzas a perderlas para rápidamente recuperarlas y querer volverlo a intentar en el congreso extraordinario que celebrarán el 30 de noviembre. La prófuga y secretaria general, Marta Rovira, también ha anunciado su marcha en ese mes. Mucho Prozac, tazas de autoestima y sándwich de orgullo patrio van a necesitar para superar el duelo y mucho agasajo y cortejo para apoyar a Illa.

Cuando más de cuatro de cada diez posibles votantes dan la espalda a las urnas, además de reflejar cierta anemia democrática, el ganador con holgura es el partido de los abstencionistas con un programa cargado de hastío, aburrimiento, escepticismo, desgana, hartazgo, desapego, decepción y sobredosis electoral. Necesitan urgentemente una terapia de grupo con el cada día más místico expresidente Zapatero, que es quien muestra un entusiasmo adolescente, casi enfermizo, en las campañas electorales. 

Aunque se ha conocido que la población del lince ibérico se ha duplicado en los tres últimos años, Puigdemont, que no pertenece a esta especie, aunque él no comparta esta opinión, no acepta la foto finish de las urnas y sufrirá mucho para intentar componer la figura después de las europeas. No será presidente, salvo que Sánchez decida fusilar, metafóricamente, a Illa. No negociará a cara de perro, es un pusilánime, pero se irá lamiendo las heridas y haciendo todo el daño que pueda. Solo lo siento por Nino, su gato, que es el único que merece la amnistía por aguantarle. Este país, aunque saturado de urnas y la decencia de la política yéndose por el desagüe, necesita pronto nuevas elecciones generales y, como dejaron escrito los revolucionarios sin rostro del mayo francés, «no nos dejemos comer por los politicastros y su demagogia del lodo». Les dejo, me voy a reflexionar cinco días con las clarisas. Todos, en nuestras vidas, necesitamos tener nuestro particular Mayo del 68, aunque sin olvidar que después de mayo siempre viene junio.