Maite Rodríguez Iglesias

PLAZA MAYOR

Maite Rodríguez Iglesias

Periodista


Lo que de verdad importa

13/09/2024

Por enésima vez se han vuelto a debatir en el Pleno del Ayuntamiento de Valladolid mociones sobre asuntos de ámbito nacional. Un vicio enquistado en el ADN de los partidos políticos, los viejos y los nuevos, que duplica y triplica los debates en el Parlamento nacional y regional. Y digo vicio porque cada mandato los portavoces municipales prometen centrarse en los asuntos locales, en los problemas concretos de la ciudad y sus vecinos, pero cuando llega el balance final estas mociones 'de partido', que distribuyen las direcciones nacionales, suelen suponer cuatro de cada diez de las debatidas cada año.

Habrá quien considera de vital importancia que los concejales vallisoletanos esgriman argumentos a favor o en contra de temas como la amnistía, la financiación singular o la libertad en Venezuela o el genocidio en Palestina. El problema es que el Pleno municipal no es un órgano con capacidad de decisión sobre esos asuntos, y lamentablemente los oradores se limitan a reproducir los argumentos de sus respectivas formaciones. Una perfecta caja de resonancia para ellos, pero una acción política con mínimos réditos para la política local.

Una tendencia que se aplica con menos entusiasmo en dirección inversa. Es decir, cuesta mucho que los temas capitales de la ciudad o la provincia se hagan hueco en las Cortes, el Congreso o el Senado. Y cuando lo hacen es mediante preguntas genéricas que se reproducen por cada circunscripción. Un viejo truco tienen bien aprendido todos los parlamentarios para engrosar su actividad y poder dar cuentas luego en su provincia.

De todo esto no debe concluirse que la política es inútil y que los cargos electos hacen dejación de funciones. De hecho, centrarse en resolver los problemas que están en el ámbito de actuación de la institución y del cargo sería un mensaje contundente a una ciudadanía cada  vez más desencantada. Delimitar las competencias de cada uno, ejecutarlas y rendir cuentas sobre las actuaciones llevadas a cabo supondría una acción política más eficaz. Es algo tan simple que la sabiduría popular lo sintetiza en el dicho de «zapatero a tus zapatos». Y es tan complejo que cuesta llevarlo a cabo por la primacía de las directrices de las direcciones nacionales y porque se ha impuesto que quien gobierna muchas veces quiere hacer oposición a la propia oposición.