Los libros me abrieron una puerta mágica para conectarme con personas del pasado y del presente. Sé que no volveré a sentirme sola o impotente nunca». Lisa Bu, una mujer china que en los años 70 fue entrenada, como muchas otras niñas, para ser una brillante gimnasta y, que gracias a los libros, a la lectura, no sólo pudo abrir su mente, aprender y soñar, sino cambiar su destino.
Acaba de publicarse el barómetro de Hábitos de Lectura 2023, elaborado por la Federación del Gremio de Editores de España, con las buenas noticias de que el porcentaje de lectores en España sigue mejorando llegando al 64,1% desde el 59,1% que había en 2012, pero por otro lado se desprende un dato nada bueno y es que hay un tercio que jamás abre un libro, los motivos: la falta de tiempo o simplemente que prefieren dedicar ese tiempo a otros entretenimientos.
El 30% de la población lee en formato digital. El 53,2% de los españoles compró algún libro de lectura en 2023, siendo la librería habitual el principal canal, seguida obviamente por el canal digital para jóvenes entre 25 y 34 años.
Uno de los factores que ha favorecido los datos positivos, ha sido la pandemia. En ese "parón" que vivimos, muchas personas aprovecharon para recuperar el hábito de la lectura y muchos de ellos jóvenes.
Personalmente los datos me han sorprendido gratamente porque no tenía esa percepción, sino la contraria, que estábamos perdiendo como sociedad un hábito con unas bondades extraordinarias en numerosísimos aspectos.
En nuestra provincia contamos con Urueña, la primera "Villa del libro" de España. Un pueblo a 55 km de Valladolid con una muralla del s XII, de 200 habitantes con más librerías que bares, a la que llegan en primavera y verano cada año más de 45.000 turistas y que sigue resistiendo, como dicen, a Amazon. Y en la ciudad contamos con excelentes librerías como: Maxtor, Libros&libros, Sandoval, Margen o la librería de segunda mano Re-read, a las que poco a poco vuelven las presentaciones de libros, las tertulias, los encuentros literarios o grupos de lectura.
Sin duda la lectura es una de las grandes fuentes de conocimiento y de inspiración. Antes de la escritura, las historias y el conocimiento se transmitían oralmente, pero con la llegada de la palabra escrita todo cambió y pudieron mantenerse en el tiempo y llegar a más personas. 'El infinito en un junco' de Irene Vallejo narra con excelencia los orígenes del libro como un artefacto incomparable que nació hace cinco milenios, cuando los egipcios descubrieron el potencial de un junco al que llamaron papiro y el impacto en la sociedad a lo largo de los diferentes siglos hasta nuestros días.
Sabemos que la lectura además fomenta la creatividad, la imaginación, el aprendizaje de habilidades, la resolución de conflictos, así como especialmente la lectura comparativa que ayuda a descubrir diferentes criterios para tener los propios y poder desarrollar un pensamiento crítico constructivo, pero también ayuda, como hemos visto, a superar la soledad y hasta a cambiar tu destino.
Sólo leyendo estas líneas del 'Manifiesto por la lectura', también de la escritora Irene Vallejo, dan ganas de salir corriendo a comprar unos buenos libros para devorarlos «Somos seres entretejidos de relatos, bordados con hilos de voces, de historia, de filosofía y de ciencia, de leyes y leyendas. Por eso, la lectura seguirá cuidándonos si cuidamos de ella. No puede desaparecer lo que nos salva. Los libros nos recuerdan, serenos y siempre dispuestos a desplegarse ante nuestros ojos, que la salud de las palabras enraíza en las editoriales, en las librerías, en los círculos de lecturas compartidas, en las bibliotecas, en las escuelas. Es allí donde imaginamos el futuro que nos une».
La lectura, es mucho más que conocimiento y aprendizaje o un disfrute y momento íntimo e individual, es también un acto colectivo que enriquece exponencialmente a una comunidad cuando incorporamos lo descubierto o aprendido y lo compartimos con los demás, cuando generamos con ello conversaciones de las que seguimos aprendiendo de otros. En definitiva, es también una manera de conectarnos los unos con los otros, incluso sin espacio temporal que nadie debería perderse.