Belén Viloria

TITULARES DEL FUTURO

Belén Viloria


De las negociaciones a la acción

30/11/2024

El 11 de enero Valencia era reconocida flamantemente como Capital Verde Europea, dando así el pistoletazo de salida a más de 400 eventos sostenibles en 2024. Un galardón que se concede desde 2010 y genera una sana rivalidad entre las grandes ciudades de la UE en su transición hacia las energías limpias, la protección de la naturaleza y la mejora de las condiciones de vida de sus habitantes.
«Valencia se ha ganado el título de Capital Verde gracias a su ambiciosa estrategia de sostenibilidad y ha aprendido de las lecciones del pasado», afirmaba Virginijus Sinkevicius, comisario europeo de Medio Ambiente, Océanos y Pesca. «Durante muchas décadas, la ciudad ha sido impulsada por un audaz movimiento cívico que sostiene un cambio genuino. Las personas son el activo de Valencia» y María José Catalá, su alcaldesa, decía: «Comienza un año en el que se celebrarán más de 400 actividades, donde Valencia será el faro de las políticas verdes en Europa para construir una ciudad más humana, más sostenible y más preparada para luchar contra el cambio climático». ¡Qué cosas tiene la vida!
Pensemos que las «cuestiones del clima y su impacto», hace una década, no formaban parte de nuestras conversaciones diarias o 'mundanas', pero en la actual se han ido convirtiendo en muchos de los titulares y noticias de los medios, en las temáticas de grandes debates, e incluso de confrontaciones que nos han llevado a una rapidísima y extrema polarización en algunos casos, y afortunadamente también se han ido convirtiendo en gran parte de nuestras conversaciones de calle al ser, como ciudadanos, más conscientes. Sin embargo, este año ya se ha celebrado nada más y nada menos que la COP, 'Conferencia de las Partes' y cumbre anual organizada por Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, número 29.
A lo largo de estos 29 años sólo ha habido dos momentos que marcaron un antes y un después, la COP3 en 1997 y la COP21 en las que se alcanzaron importantes y muy relevantes acuerdos mundiales con objetivos concretos de reducción de emisiones; los conocidos como Protocolo de Kioto y Acuerdo de París.
En esta última celebrada en Bakú las semanas pasadas, se logró in extremis, como viene siendo habitual tras dos semanas de negociaciones y años de preparación, el llamado formalmente 'Nuevo objetivo colectivo cuantificado sobre financiación climática', un acuerdo para triplicar anualmente la financiación a los países en desarrollo con el objetivo de proteger vidas y medios de subsistencia contra los desastres climáticos y a compartir los beneficios del auge de las energías limpias.
Recordemos que en este marco climático hay siete ciudades españolas que forman parte del programa NetZeroCities de la Unión Europea con el objetivo lograr ciudades sostenibles: Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Zaragoza, Valladolid y Vitoria. Y que Valladolid es miembro del pacto de los alcaldes de Europa para el clima y la energía y de la red española de ciudades por el clima, como ejemplo de las llamadas 'ciudades intermedias', con una trama urbana a escala humana; una ciudad cómoda de vivir y que está dando pasos importantes en el terreno medioambiental y de lucha contra el cambio climático, por lo que fue premiada por The Climate Reality Project, movimiento mundial creado por Al Gore.
Al margen de debates e intereses políticos, las realidades, como la de Valencia, se abren paso, y llamemos como llamemos a las cuestiones relativas al clima, es obvio que es mucho más que una 'simple' temática de debate político sobre sus causas o una 'simple' cuestión de economía, es definitivamente una gran cuestión de personas y el clima es un 'actor' innegable en nuestras vidas a tener en cuenta y poner todos nuestra sabiduría y recursos para prevenir y tratar sus consecuencias objetivamente.
Las 29 cumbres climáticas han sido clave y han cumplido una importantísima función, sentando bases y activando acuerdos mundiales, pero llega el momento de que evolucionen y como todo, necesitan una reforma para, estando enfocados en la mitigación de las causas, no olvidarse por el camino de la adaptación y la respuesta a catástrofes, como ha declarado y pedido el Club de Roma en una carta abierta a los 197 estados miembros de la COP, «su estructura actual simplemente no puede lograr el cambio a una velocidad y escala exponenciales, lo cual es esencial para garantizar un aterrizaje climático seguro para la humanidad. Necesitamos pasar de la negociación a la implementación para cumplir los compromisos acordados».
Lo que estamos viviendo en Valencia, nos muestra que ha llegado el momento de pasar de las palabras y las negociaciones a la acción, y no sólo en los países en desarrollo. Me quedo con esta frase: «las personas son el activo de Valencia», no hace falta decir más.