José Antonio de Santiago Juárez

La Cencellada

José Antonio de Santiago Juárez


Las Casas Colgadas de Cuenca

07/02/2025

Seguramente algunos de mis lectores recuerden que en diciembre de 2023 escribí una columna que titulé 'Dos ministros paisanos', en la que mostraba mi satisfacción y alegría porque en el Consejo de Ministros de España se sentasen dos pucelanos, Ana Redondo y Óscar Puente, y les deseaba suerte por el bien del país.

Opinaba que la presencia de dos vallisoletanos, que conocen bien nuestras necesidades y problemas, podría ser positivo para la ciudad ya que, con su apoyo, se podrían materializar asuntos pendientes en los que es necesaria la participación del Gobierno de España.

Aquel artículo me supuso algunas críticas severas de mis no lectores, esos que se quedan con el título y poco más, pero son ácidos en sus expresiones, no tienen filtros y, además, suelen asaltarte en la calle y no se cortan un pelo. Hacen bien.

Hoy, después de conocer algunas recientes noticias, debo reconocer que estuve entre poco fino y nada acertado en aquel artículo. El tiempo, que además de amarillear y envejecer todo, acostumbra a poner las cosas en su sitio, ha dado la razón a mis lectores más críticos. Pero en esta vida, si no te arriesgas a equivocarte, te costará crecer.

El pasado 17 de enero, el ministro Bolaños, que está demostrando que vale lo mismo para un roto que para un descosido, anunció que la manoseada Ciudad de la Justicia será una realidad en 2029. Apunten la fecha, no se lo cree ni él. De entrada, ha reducido el presupuesto de la inversión a la mitad de lo que hace dos años su predecesora en el ministerio se había comprometido. Parece que, como la economía española va como un tiro, va a obrar el milagro de reducir el importe de una obra de 80 a 43 millones. El ministro, en rueda de prensa, dejó claro que el mérito (se entiende que del milagro) era de Óscar Puente. Para esos halagos, mejor no tener amigos. 

Al día siguiente, nos enteramos que Ryanair tiene previsto abandonar sus rutas en Villanubla dejando sin apenas actividad el aeropuerto. Enseguida, el ministro Puente culpó a la Junta de Castilla y León, olvidando que el aeropuerto compete al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, que es el que él dirige, y no recordando las magníficas relaciones que ha venido manteniendo con Ryanair, hasta que el ministro de Consumo, Bustinduy, en noviembre del pasado año, sancionó a la compañía. También parecía desconocer que, en febrero de 2024, el Pleno del Ayuntamiento aprobó una moción instando al Gobierno de España a la elaboración de un plan para reactivar el aeropuerto. En aquella época, llegó a decir que «el presidente del Gobierno elogiaba la apuesta de Ryanair por España». Pocos días después arremetió contra la compañía. ¿En qué quedamos? Es un fenómeno.

Para completar esta suma de despropósitos con nuestra ciudad, por las mismas fechas nos enteramos que el Gobierno no había concedido al Ayuntamiento la subvención que había solicitado a través del programa 2% Cultural para el proyecto del Centro de la Cultura del Vino en el convento de las Catalinas. Rápidamente, Puente culpó al alcalde, llamándole «incompetente» y olvidando de nuevo que el proyecto era el mismo que había presentado él. Al menos no le llamó borracho, como acostumbra el otro ministro Óscar a hacer con sus adversarios políticos. Y como no hay tres sin cuatro, el Ministerio de Transportes y Viajeros al Tren ha denegado los fondos europeos para dos carriles bici en las calles Oro y Eras. Evidentemente, nos iría mejor si los ministros fuesen de Cuenca, aunque allí peligrarían las Casas Colgadas.