La lucha contra la corrupción fue la bandera con la que el PSOE asociado con el Podemos de cuando Pablo Iglesias estaba en primera fila esgrimieron para tumbar mediante una moción de censura a Mariano Rajoy. A esta bandera añadieron otra: la defensa del feminismo. Seis años después, Sumar, escisión de Podemos que tiene cuatro asientos en el Consejo de Ministros, está políticamente en la picota por ocultar durante meses las andanzas machistas de Íñigo Errejón que era su portavoz parlamentario en el Congreso. Por su parte, el Partido Socialista comparece rodeado de casos de presunta corrupción que cercan al Gobierno, alguno de ellos señalando directamente al entorno del presidente Pedro Sánchez.
Se ha hundido el discurso farisaico de la regeneración -cabe recordar ironías de la vida política- que el ponente que en nombre del PSOE fue portavoz en la moción de censura se llamaba y se llama José Luis Ábalos. Hoy, este diputado, relegado al Grupo Mixto, está en puertas de ser procesado, pendiente de que el magistrado del Tribunal Supremo que investiga la trama del llamado "caso Koldo" tramite un suplicatorio. Errejón ha caído con estrépito desde el púlpito en el que a la manera de Savonarola, en nombre de Sumar, impartía lecciones de feminismo. Una caída que arrastra hasta el fango el relato pretendidamente regeneracionista de la izquierda. "Fango", por cierto, venía siendo palabra recurrente en las prédicas de los portavoces y socios del sanchismo en sus dicterios contra la oposición.
De quienes patrimonializando el discurso de la regeneración y vinieron, según decían, para acabar con la casta que se aferraba a los sillones del poder cabía esperar que ante un caso como el del escándalo Errejón, cuyas prácticas hoy sabemos que habían sido denunciadas hace más de un año, asumieran su responsabilidad política presentando la dimisión. Pero no va a ser así. Las dirigentes actuales de la coalición: las ministras Yolanda Díaz y Mónica García ya han hecho saber que no tienen intención de dimitir. Lo que es probable es que sigan dando lecciones de ética y regeneración en nombre de la pretendida superioridad moral de la izquierda.