La tendencia al envejecimiento de la población sigue creciendo año a año, pero afortunadamente las investigaciones y descubrimientos científicos combinadas con soluciones tecnológicas también.
Castilla y León sigue perdiendo población en los últimos cuatro años en todas sus provincias, según los datos del Consejo Económico y Social, y además sigue envejeciendo con una media de 55 años, y aunque las zonas rurales son las más afectadas también lo son todas las capitales.
Zamora, con 50 años de media de edad y en la zona rural 55 años, supera ampliamente la media de 48,24 años de la región. León, Salamanca y Palencia también, pero Segovia y Valladolid se libran gracias a tener una población joven por encima de la media regional; en la primera por la presencia de población extranjera y en la segunda, sin un único motivo, pero cierto es que se observa en estos años el retorno de algunos jóvenes gracias a las facilidades de transporte combinadas con el teletrabajo instaurado tras la pandemia lo que les permite mantener sus trabajos fuera de la región, pero su vida personal «en casa».
Envejecimiento, longevidad y calidad de vida, grandes temas de nuestra era que requieren urgencia y sobre los que nos debemos preguntar qué estamos haciendo como sociedad y como individuos para mejorarlo.
Hay múltiples investigaciones científicas y sociológicas desde hace más de 20 años para identificar los motivos por los que en determinadas zonas en el mundo, que a priori no tienen nada en común, gozan de los mayores índices de longevidad existentes, con poblaciones de más de 100 años y en las que además la esperanza de vida de los hombres, normalmente inferior, se equipara a la de las mujeres. Son las llamadas zonas azules del planeta como Okinawa (Japón), Sardinia (Cerdeña), Loma Linda (California), Icaria (Grecia), Península de Nicoya (Costa Rica). Llamadas así porque los primeros científicos que investigaron sobre esta posibilidad, Michel Poulain y Gianni Pes, fueron marcando con un rotulador de color azul cada pueblo de Cerdeña en el que descubrían que la mayor parte de la población superaba los 90 años, hasta darse cuenta de que tenían toda una mancha azul identificada en el mapa.
Posteriormente, el periodista Dan Buettner y un equipo de investigadores recorrieron el mundo buscando otras zonas en las que sucediera lo mismo e identificaron un posible patrón con 9 factores en común, los 'Power 9', que tienen que ver principalmente con moverse naturalmente a lo largo de todo el día, saber aliviar el estrés, comer hasta el 80% de capacidad y con una alimentación equilibrada y rica en legumbres, mantener el sentimiento de pertenencia, las conexiones e interacciones con los seres queridos y comunidad, y sobre todo tener un propósito de vida.
También sabemos que los sentidos como la vista y el oído son importantísimos durante el envejecimiento ya que la música y las imágenes nos evocan emociones que nos permiten recordar los mejores momentos y experiencias vividas, utilizándose especialmente en los casos de Alzheimer. Lo que no se sabía hasta ahora es que el olfato lo es aún más. Una reciente investigación demuestra que es el único sentido conectado directamente con la memoria, los demás deben pasar previamente por el tálamo según Michael Yassa, director del Centro de Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria en la Universidad de California. A partir de los 60 años la capacidad cognitiva y el olfato sufren una pérdida importante, pero el estudio demuestra una mejoría del 226% de la memoria y funciones cognitivas si se está expuesto a unos determinados olores. Con ello se abre una ventana de esperanza para las enfermedades del s. XXI.
Sabiendo a ciencia cierta que la sociedad sigue su ritmo de envejecimiento imparable, y que ya hay numerosas soluciones nada complejas ni sofisticadas para mejorar nuestra calidad de vida actual y futura, deberíamos acelerar al máximo la creación de entornos rurales y urbanos, siguiendo el ejemplo de las 'zonas azules' y los descubrimientos científicos sobre nuestros sentidos, en los que se pueda asegurar una longevidad más saludable y perdurable. No tenemos excusa para ponerlas ya en práctica tanto de manera individual y colectiva.