Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Agua

27/06/2024

Hoy les hablaré de un tema muy profundo del que se habla poco: del campo y de las flores. Abstraídos como estamos por la virulencia de una actualidad que nos tritura, salimos poco a mirar que allá donde la tierra germina las cosas son distintas. Estos días el campo está particularmente hermoso porque hay mucha agua. Llovió lo que correspondía cuando era conveniente que lloviera y de resultas no sólo los embalses están bien rechonchos sino que los caminos están salpicados como hace tiempo de una floración exuberante y los campos vaticinan una cosecha bien cumplida.

De hecho ya se está cosechando temprano en ciertos lugares de la región porque la cosa viene bien. Hay quien dice que se duplicará el cereal recogido el año pasado después de algún año anterior muy malo. Ha llovido más y mejor que la media. Las patatas parece que podrán venderse a buen precio. Y aunque los costes de producción han subido mucho y ha habido que bregar con un agua agresiva que dificulta incluso los trabajos agrícolas, todo finalmente se ha corregido y si el pedrisco no pasa la guadaña antes, todo irá muy bien. Trigos, cebadas, colzas, maíces y remolachas lucen con alegría. Solo la amenaza de los topillos se cierne sobre el campo, ahora que las condiciones propician de nuevo el resurgimiento de estos bichejos, mal endémico de nuestra tierra, uno de los enemigos principales de los agricultores. Ponerles coto por ahora no es una emergencia pero su presencia siempre acarrea urgencias.

Los embalses de la cuenca del Duero están al 89 por ciento, 26 puntos porcentuales mejor que la media española. La sombra de la sequía parece alejarse. Y lo dicho: a la exuberancia del trigo, el maíz o la colza se unen las margaritas, los dientes de león o los brezos. Así que el campo y las flores están excelentes, dispuestos a inyectarnos gratis dosis de optimismo y de buen rollo con la única condición de que les echemos un ojo y les prestemos algo de atención. No está de más hablar del campo cuando está bien solo por no pensar que sólo se habla cuando está mal.

ARCHIVADO EN: Sequía