El doble crimen que conmocionó a la ciudad por su "brutalidad"

D.V.
-

El juicio contra David M.L. por la muerte a puñaladas de Paloma, su pareja, y de la hija de esta, India, de solo ocho años, comienza este miércoles en la Audiencia de Valladolid con petición de prisión permanente revisable para el acusado

Funeral de Paloma e India, las dos víctimas del doble crimen del paseo del Zorrilla. - Foto: EFE

La Audiencia de Valladolid inicia este miércoles, 11 de diciembre, con la selección del jurado popular el juicio por el asesinato de Paloma P. y su hija India. Casi dos años después del doble crimen que conmocionó a la capital vallisoletana, David M.L., compañero sentimental de Paloma, se sentará en el banquillo de los acusados.

El fiscal del caso y las acusaciones particulares y popular, que representan a los padres de Paloma e India, a la Junta de Castilla y León y a Clara Campoamor, no dudan en imputar a David M.L. dos delitos de asesinato, con la agravante de parentesco, en la persona de Paloma e India y piden por el primero 25 años de privación de libertad y por el segundo prisión permanente revisable, dado que se trata de una menor de 16 años y ante su especial vulnerabilidad, junto con las correspondientes indemnizaciones y libertad vigilada por espacio de ocho años a cumplir con posterioridad al cumplimiento de la pena.

La defensa, en su escrito de calificación, solicita una condena global de 25 años de prisión al tipificar ambas muertes como delitos de homicidio, con la eximente incompleta derivada de la ingesta involuntaria de sustancias suministradas por terceros. Así, pide 12 años de privación de libertad por la muerte de Paloma y 13 por la de la pequeña.

Si en su momento el detenido, de 46 años, se acogió a su derecho de no declarar, a posteriori el detenido solicitó comparecer ante el juez titular al que aseguró que no recordaba nada de lo ocurrido en la vivienda de las fallecidas ya que un amigo le dio aquella tarde una sustancia. Ello le provocó una absoluta laguna -según sostuvo-  entre las 19.00 horas del día 22 de enero y su llegada al hospital donde fue atendido de las lesiones que se autoinfligió en el costado y las muñecas.

Sin embargo, el testigo propuesto para que ratificara que fue él quien le dio algún tipo de sustancia negó tal extremo. Sí reconoció que estuvo aquella tarde con el detenido en el barrio de La Rondilla tomando algo de alcohol pero apostilló que no vio a David consumir droga alguna.

"Especial brutalidad" de los hechos

En el auto de ingreso en prisión dictado en su momento y recogido por Europa Press, el juez señalaba que existen "indicios serios y racionales de que el detenido ha participado en los hechos a título de autor", destacaba la "especial brutalidad" de la agresión que sufrieron las víctimas y explicaba que "concurren todos los requisitos exigidos por la legislación vigente para adoptar la medida cautelar de prisión, pues los delitos imputados están penados con penas muy graves, incluso con la posibilidad legal de aplicar la pena de prisión permanente revisable, lo que evidencia un claro riesgo de fuga que hacen que la medida sea proporcional a la gravedad de los hechos imputados".

El doble crimen se remonta a la madrugada del 23 de enero de 2023 cuando el encausado, tras permanecer la tarde anterior en La Cistérniga y la capital con otros dos amigos tomando consumiciones, se dirigió a la vivienda que compartía en el número 66 del Paseo de Zorrilla con Paloma, con la que había iniciado una relación sentimental en el verano del año anterior.

El acusado no llevaba las llaves del piso y por ello tuvo que efectuar numerosas llamadas de teléfono a su pareja pero sin éxito, ya que no obtuvo respuesta, con lo que finalmente optó llamar de forma insistente al interfono del portal y al timbre de la puerta, que finalmente le fue abierta por la víctima.

La pareja permaneció durante un breve espacio de tiempo en la cocina tomando algunas bebidas y fue entonces, sin que se haya determinado la causa, cuando se inició una fuerte discusión entre ambos en cuyo transcurso David cogió un cuchillo de 32 centímetros de longitud y 20 de hoja con el que, presuntamente, de forma sorpresiva acometió a Paloma en numerosas ocasiones, alcanzándola en distintas partes del cuerpo (cuello, clavícula y tórax) y causándole lesiones mortales.

La víctima, que también sufrió numerosas heridas de defensa en manos y antebrazos, quedó tendida sin vida en el suelo de la cocina. Entre las lesiones objetivadas también se constatan las que presentaba en los labios, supuestamente debidas al intento de su verdugo de acallar sus gritos.

Tras matar a su pareja, David mandó un whatsapp al teléfono de su exmujer, sobre las 01.30 horas, culpándola de lo sucedido: "La culpa es tuya. Esta es la consecuencia".

La discusión previa y los gritos de Paloma despertaron a la hija de ésta, India, de 8 años, que al ver tendida en el suelo a su madre fue corriendo a una habitación donde sabía que se encontraba el teléfono de su madre y tuvo tiempo de efectuar varias llamadas al Servicio de Emergencias 112, hasta que el acusado, percatado de esta situación, se acercó a ella con otro cuchillo distinto del utilizado en el primer crimen para utilizarlo contra ella y ocasionerle lesiones que provocaron su muerte instantánea.

Se fumó un puro tras acuchillar a las víctimas

Acto seguido, el acusado, fumador compulsivo, se dirigió a la habitación principal a buscar unos puros que había comprado en un viaje anterior a cuba y se fue a la cocina para fumarse un cohiba que dejó a medio consumir sobre la encimera.

Poco después, siempre según el relato de hechos de las acusaciones, David llamó por teléfono a sus dos hermanas para contar lo ocurrido y advertir de su propósito de suicidarse. Consiguió finalmente hablar con una de ellas y el marido de ésta, quien dio parte de lo sucedido al Servicio de Emergencias 112.

De inmediato, la policía se trasladó hasta la vivienda, un quinto, donde, tras forzar la puerta ya que las llaves estaban puestas por dentro, halló en el interior ya fallecidas a Paloma e India y herido al presunto responsable de sus muertes con lesiones superficiales en el tórax y el cuello.

Las acusaciones pública, particulares y popular entienden que el autor del doble crimen se encontraba en plenas facultades aquella madrugada, y ello a pesar del historial de consumo continuado de alcohol, cocaína y anfetaminas reconocido y que le había llevado a realizar distintos tratamientos de deshabituación que nunca llegó a completar.