El coste de alquilar una habitación sube casi un 30% en 5 años

Óscar Fraile
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La espiral inflacionista dificulta el acceso a este mercado a los estudiantes que buscan casa para el próximo curso. Los propietarios ganan un 50% más con esta fórmula, aunque les da más problemas

Álvaro Fernández, natural de Cuenca y estudiante de Periodismo en Valladolid, busca piso compartido en la capital desde hace semanas.

El fin de la Selectividad y la asignación de plazas en las diferentes universidades marca también otra fecha en rojo en el 'calendario inmobiliario': la búsqueda de piso compartido por parte de los estudiantes. Y en los últimos años no está siendo una tarea fácil, dado que este mercado tan específico atraviesa por el mismo momento que el mercado general del alquiler: un desequilibrio entre la oferta y la demanda que ha hecho que los precios se disparen.

Ahora mismo es complicado encontrar una habitación en Valladolid por menos de 200 euros. Además, dado que los propietarios tienen dónde elegir, las exigencias van mucho más allá de lo económico. 'Solo chicas', 'no fumador', 'no se admiten mascotas' y 'prohibido visitas' son algunos de los mensajes que se pueden leer en los anuncios.

Álvaro Fernández lo sabe muy bien. Este conquense vino hace cuatro años a Valladolid a estudiar Periodismo. El primer curso estuvo de inquilino en una vivienda a la que accedió casi sin comparar, porque no tenía tiempo para ello, ya que le admitieron en la carrera «a última hora». El segundo ya lo hizo con más calma y el tercero estuvo fuera gracias a una beca. Ahora ha vuelto a Valladolid a terminar los estudios, pero le está costando más de lo que pensaba encontrar una cama en la que dormir. Aspira a una habitación «amplia», cerca de la Facultad de Filosofía y Letras, con una horquilla de precios entre 200 y 250 euros. «Pero desde el primer año que empecé a buscar a ahora he notado bastante el incremento de precios, por menos de 200 euros ya no se encuentra casi nada», dice. Alguno ha encontrado, pero era un inmueble muy antiguo o tenía que compartirlo con cuatro personas.

Fernández tiene muy en cuenta a la hora de valorar un piso los gastos que tiene que asumir, ya que muchas veces no van incluidos en el precio. Por ejemplo, Internet, la limpieza y los suministros. «En Valladolid hace mucho frío y en invierno hay que tener la calefacción puesta bastantes horas al día, y eso tiene un coste», dice. Y cada euro cuenta, sobre todo en la economía de un estudiante. El fin de las calefacciones centrales, más económicas, tampoco ayuda. También rechaza los pisos en los que no le dejan recibir visitas, puesto que su pareja vive fuera y viene a verle algunos fines de semana.

Un reciente informe de Fotocasa señala que compartir vivienda en 2022 en España era un 66% más caro que hacerlo en 2015, con un precio medio por habitación de 440 euros. No obstante, este incremento está basado en la evolución de las grandes ciudades. En Castilla yLeón la subida ha sido más moderada. De los 211 euros que se pagaba de media en 2015 a los 274 del año pasado, 63 euros más, lo que representa un encarecimiento de casi el 30%.

Las inmobiliarias

El presidente de la Red de Inmobiliarias de Valladolid (Redivall), Cristino Torío, reconoce que el alquiler de habitaciones se ha encarecido en la medida que lo ha hecho el alquiler en general. «Es cierto que hay más demanda que oferta», añade. Aunque buena parte de estas operaciones no las gestionan las inmobiliarias, porque son los propietarios los que llegan a acuerdos directamente con los inquilinos. «Los que se alquilan por habitaciones suelen ser los pisos que están en peores condiciones y cerca de las facultades», dice el representante de las inmobiliarias.

Los dueños tiene una poderosa razón para decantarse por esta opción en lugar del alquiler tradicional: el dinero. Aunque estos inquilinos «suelen dar más problemas», Torío reconoce que alquilar por habitaciones puede llegar a mejorar la rentabilidad hasta un 50%. Incluso hay personas que alquilan las habitaciones del piso donde viven y con ello van pagando su hipoteca.

Javier Pasalodos es un estudiante de Ingeniería de Organización Industrial que también lleva más de un mes buscando piso compartido en Valladolid. «Me está resultando difícil encontrar buenos precios cerca de la universidad, son dos cosas que no suelen ir de la mano», reconoce. Natural de San Vicente de Alcántara (Badajoz), todavía no conoce a mucha gente en Valladolid, por eso se ha decantado por poner un anuncio en Internet en el que se define como un chico de 18 años, responsable, deportista y que respeta los horarios de estudio.

Compartir piso, en cierto modo, es una lotería. La convivencia con personas desconocidas es una de las grandes preocupaciones de los inquilinos, por eso los que se postulan para hacerse con una habitación hacen énfasis en su respeto por las normas de convivencia. «Para mí lo más importante es tener buenos compañeros, lo malo es que no los puedo conocer antes de vivir con ellos», dice Pasalodos, quien también reconoce que los precios que piden los dueños de habitaciones por las que se ha interesado rondan los 200 euros más gastos.