El legado de Miguel Delibes por fin tendrá acomodo en el Palacio de Butrón. El escritor contará su 'museo', un espacio que la familia ha estado muchos años esperando y en el que ahora ya ven pasos reales. Su hija Elisa se muestra satisfecha, pero también reconoce el impacto emocional de trasladar las pertenencias de su padre al nuevo espacio expositivo.
Estamos digamos en la cuenta atrás, parece ser ya que por fin, para poner en marcha la Casa Delibes, ¿Cómo está ahora mismo el proyecto?
Bueno, ahora sí que hay novedades. Los herederos estamos en una comisión de seguimiento. Eso nos permite conocer lo que se plantea y comprobar que se hace lo prometido cuando cedimos el legado. No teníamos noticia desde enero, y hace unos días nos dijeron que ya tenían un empresa para el diseño. Ya han estado aquí y tienen un pequeño esbozo, que nos pareció que está muy bien.
¿Cómo se plantea?
El museo se ubicará en la parte de abajo del Palacio Butrón. Es una sala de unos cien metros, donde estará la exposición permanente y dos estancias, de unos 40 cada una, donde se va a recrear la casa. La buena noticia es que se ha avanzado bastante. Ahora vemos que sí que se va a a llevar a cabo porque hasta ahora lo dudábamos.
Es un proyecto que se ha dilatado. ¿Ha sido muy frustrante el retraso?
Sobre todo es que ya han pasado 14 años y distintos gobiernos. Cuando murió parecía que todo iba a ser rápido. Pero no hace falta buscar culpables porque llegó la crisis. El gobierno de León de la Riva, que estaba muy ilusionado con el proyecto, lo vinculó al soterramiento y tenían ya pensado dónde iba a ser. Llegó la crisis y todo se paró. Luego se fueron León de la Riva y Herrera, y quedó en suspenso. Todos los herederos trabajábamos y no estábamos solo para pedir y pedir. Consideramos que era la ciudad o Castilla y León los que tenían que hacerlo. Y parece que ahora, a los 14 años, sí que va en serio.
¿Ya saben qué material del fondo legado se expondrá?
En principio, la Junta nos ofreció este espacio y que nos apañáramos. Evidentemente, era imposible porque vivimos de nuestra jubilación y no podíamos mantener un palacio. Después nos ofrecieron ayuda, pero eso no daba seguridad y estabilidad al proyecto. Y reiteramos que no podíamos. Y se optó por darles el legado y que ellos hicieran el museo.
Quieren que estemos contentos, pero realmente pueden hacer lo que quieran porque hay un comodato. Eso sí, si estuviéramos disconformes o si pasan seis años sin hacer nada, nos lo podemos llevar. Así figura en una cláusula del contrato, pero no tenemos por qué dudar del proyecto. Ellos quieren que intervengamos para que quede mejor.
¿Se cede su colección de libros?
Los libros no entraban en el contrato, pero los damos como adorno, igual que las fotos de mi madre. En la biblioteca de mi padre hay algunos muy valiosos, que están dedicados, otros son primeras ediciones y también están sus traducciones y la colección que hicieron mi madre y él, que se los dedicaban entre ellos.
En la cesión están todos los manuscritos, los premios que ganó, la correspondencia... pero ellos son los que han elegido o tienen que elegir, aunque sí que nos preguntan y nos enseñan lo que hacen. Quieren que estemos contentos, no solo que esté contenta la ciudad o que se salde la deuda que piensan que existe. Y va a ser una casa, que lo encuentro más bonito, que se llamará Casa Delibes.
Esto hará que Valladolid cuente con la ruta de la casa Cervantes, Zorrilla y ahora Delibes.
A mi padre le ofrecieron una fundación en vida todas las instituciones, pero él no quería meterse en líos. Pero a mí me llaman muy a menudo de colegios, por ejemplo, para saber qué se puede ver de su obra. En la casa, que mantenemos tal cual la dejó, no pueden entrar 40 niños porque es un piso corriente. Me gustaría que cuando alguien entre en la estancia del museo salga con una idea de lo que es Miguel Delibes, que en poco tiempo se pueda ver la recreación de lo que era su casa, como en la Casa de Cervantes y la de Zorrilla, aunque aquí no viven los hijos ni de Cervantes ni de Zorrilla, pero eso se hizo. Así que no es un disparate hacer una Casa Delibes.
¿Qué fecha manejan para inaugurarla? Se habló de finales de año.
Ellos son optimistas, pero creo que se va a tardar un poquito más. Me gustaría, aunque eso no se ha hablado aún, que tenga su espacio la Fundación Miguel Delibes, que ahora está en la Fundación Municipal de Cultura. La Junta nos ha cedido espacio para la Casa Delibes, pero me gustaría que también estuviera allí la fundación. Parece lógico porque, en este momento, ocupa un despacho, donde se guardan los manuscritos, en un armario ignífugo, pero no se pueden mostrar. Me da pena que no se puedan ver esos documentos.
Entonces, ¿seguirá en esa sede?
La fundación se va a desplazar, pero igual que ahora nos deja el despacho el Ayuntamiento esperamos que nos los deje la Junta. Los herederos de Delibes, en un principio, dimos todos los bienes a la fundación, pero cuando vimos que no había podido hacer nada en 14 años la reclamamos retirar esa cesión y prestárselo a alguien que lo fuera a hacer. Se votó por unanimidad que sí, ya que con 200.000 euros al año poco se puede hacer.
Entonces, se lo dimos a la Junta, que se comprometió a hacer una Casa Delibes en menos de dos años. Esto fue en noviembre de 2023. Ha pasado medio año. No creo que sean capaces de términarlo antes de fin de que finalice, pero sí avanzar mucho porque ocupamos solo la parte de abajo. Antes había que salvar barreras arquitectónicas, ahora ya no. Y el resultado es una casa modesta, pero bonita. No hace falta más. Miguel Delibes era modesto, también.
La exposición de su centenario, ¿fue un aperitivo de la Casa Delibes?
Fue un aperitivo en el tiempo, pero lo que se exponga en la Casa será más reducido porque el espacio de la Biblioteca Nacional era más grande que la sala de exposición de la Pasión. Esa muestra nos puede dar una idea de lo que se puede hacer. Se hablaba de Delibes en todas sus facetas: ecologista, periodista, amante en la pintura y del arte, lector... y de valores como la solidaridad. La Biblioteca Nacional tenía un gran espacio y una dotación económica impresionante. Solo no falló que estábamos en la pandemia y no podía ir nadie a verlo.
Su memoria ha vuelto al debate político por la propuesta de bautizar con su nombre el aeropuerto. ¿Se saldaría así una deuda?
Creo que no hay ninguna deuda, que le han pagado muy bien. La muerte de mi padre fue un ejemplo conmovedor de cómo se volcó una ciudad entera. Todavía se me pone carne de gallina al recordar las colas de gente para firmar. El Ayuntamiento nos dio los libros de firmas, que están en la fundación. Eso sí, me hace gracia cuando dicen lo del aeropuerto. Estos días los nietos hablaban sobre la propuesta y recordaban que no le gustaba nada coger un avión. Y bromeaban con cambiar la propuesta de nombrar la estación Concha Velasco por la del aeropuerto y una calle en Covaresa. Le pega más la estación, pero todo sea bienvenido. Otros hermanos decían que lo que le hubiera gustado, y lo dejó escrito, era el estadio. Él era del Pucela y el Valladolid se lo ha pagado bien, con creces. ¡Son bromas! Todo lo que pongan y digan estará bien.
¿Le gustaría que la inauguración de la Casa Delibes coincida con alguno de sus aniversarios?
Siempre se piensa en eso. Cuando se creó la Fundación, y vinieron los actuales reyes, lo hicimos coincidir con su fecha de nacimiento: el 17 de octubre. Otras veces se ha hecho coincidir con la de su muerte, que fue el 12 de marzo de 2010. Pero a lo mejor buscan la fecha de cuando ganó el Nadal, el 6 de enero del 48.
El día no importa, el caso es que se haga y que lleguemos a verlo porque los hijos somos mayores, y ahora vivimos todos. Todavía guardamos un recuerdo de verdad; yo viví con él 59 años, desde que nací hasta que se murió. A veces me dicen: sabes todo. ¡Claro! Él era intenso. Me quedé con él cuando se murió mi madre, y justo cuando me acababa de casar. Y aquí tuve a mis hijos. Mi padre vivió con mis niños tanto como con los suyos; mi hijo Panchito recuerda que convivieron 30 años.
Habla de la intensidad de su padre y de sus valores, como la solidaridad y el ecologismo, que están en su obra, pero ¿cómo se pueden hacer llegar a la sociedad en general?
Eso es algo que se contempla en el proyecto expositivo. Mi padre tenía muchas facetas, y la de la empatía y solidaridad se intenta que aparezca de alguna manera. Hay que tener en cuenta que el conjunto de toda la casa serán 180 metros cuadrados. Y ahí tiene que aparecer su familia, que para él era importante, toda su obra, incluidos los premios que ganó (el Cervantes, el Príncipe de Asturias, Hijo Predilecto de la ciudad, la Espiga de Oro de la Seminci…).
¿Considera que la Casa Delibes contribuirá a difundir mejor su figura integral?
Eso es un objetivo de la fundación, pero que no me gusta como está redactado y voy a luchar para cambiarlo. Se habla de solidaridad, de humanismo cristiano o justicia social. Me parece que es lo mismo: solidaridad o empatía por los demás. En Delibes hay que buscarlo todo. No hay más que mirar su obra. El otro día alguien recordaba la carta que tiene el ministro pidiendo clemencia para los condenados a muerte por Franco. Pues de esas escribió muchas porque era lo que tocaba; pero si él no lo quiso hacer tan patente, a mí no me gusta tan claro.
Me gusta mucho más leerlo en algún texto, como uno muy bonito de una conferencia que dio en Norteamérica, donde decía que tal y como estaba la sociedad contemporánea él se ponía frente a ella, y le parecía que las obras que van buscando la moral literariamente eran peores, pero él no había podido desprenderse de ese lastre. Su actitud ética estaba por encima, incluso, de la estética, aún sabiendo que con las buenas intenciones es con las que se hace mal la literatura.
¿Qué se puede exponer para que salga su faceta solidaria?
Muchos textos, que es por lo que se hizo famoso. Es mejor poner ese texto, que lo creó y lo publicó él, y es el que quería que se difundiera, mucho más que decir todas sus buenas obras, que él no quiso que se enterara la mano izquierda de lo que hacía la derecha. Hizo muchas, y no importa decirlas porque están en muchos sitios, pero a lo mejor no en su obra, no están en su testamento. Pero a mí me gustaría ser más finos en esto, más elegantes. Él lo fue. Tú coges 'Los Santos Inocentes' y se ve que tiene empatía por los pobres. Pero no fue un hombre que quiso que una vez que llegó la democracia se lo pagaran, él no contó lo que había hecho. Y las que no se saben, no estoy muy segura de querer exponerlas en cien metros. Esto es idea mía.
¿Y también servirá para incitar a los más jóvenes a conocer su obra?
Se incidirá en su camino literario, su faceta de periodista y la ecologista, se repasará su obra adaptada al cine y al teatro, su afición por el deporte y, también, la caza, aunque haya mucha gente a la que no le guste que fuera cazador, pero lo fue. Eso sí, creo que no se pueden exponer armas y no estará su escopeta, pero se podrá poner donde ataba las perdices y su ropa de caza. Estará su bicicleta, igual que el Premio Cervantes…
Montar la Casa Delibes implica desmontar la suya. ¿Emocionalmente es un paso difícil?
Ya fue duro cuando se llevaron los manuscritos a la fundación, era como que se habían llevado el alma de la casa. Él no era muy fetichista, ni de guardar mucho, pero lo conservó su secretaria y está todo en la fundación. Ahí fueron 32 cajas enormes, con los manuscritos de 'Las ratas', 'Cinco horas con Mario', 'Los Santos Inocentes'... eso fue ya como sacar el alma. Esto me imagino que... han sido 44 años. Nos instalamos en esta casa el 17 de octubre de 1980, el día que cumplió 60 años. Todo está inventariado.