«No busquéis a nadie. Les he matado yo»

D.V.
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Omar O. aporreó las puertas de los vecinos del 2 de la calle Oración para pedir que llamasen a la Policía · Eran las cinco y media de la madrugada y estaba confesando el doble crimen

Los hechos ocurrieron en el quinto piso del 2 de la calle Oración. / c. minguela - Foto: César Minguela

Los vecinos del número 2 de la calle Oración no olvidarán nunca lo ocurrido la noche del 7 al 8 de diciembre en su edificio. El que ya se conoce como el doble crimen de La Rondilla les sacó de las camas a las cinco y media de la madrugada, sobresaltados por los golpes que daba en las puertas el autor confeso del homicidio de Rosa Ana M.F. y F.J.L.C.

Omar O., muy nervioso, no lo dudó un momento y nada más acabar con la vida de su expareja y del que dicen que era su mejor amigo, quiso confesar el crimen a los cuatro vientos. En el rellano, mientras golpeaba las puertas en busca de auxilio, voceaba sin parar: «Les he matado, les he matado».

Al llegar la Policía fue todavía más claro: «No busquéis a nadie. He sido yo». De este tráfico modo, se ponía fin a poco más de ocho meses de convivencia -estaban de alquiler- en este pequeño piso de la calle Oración.

Discusiones. Los vecinos no sabían de ellos mucho más que lo evidente, que él era marroquí, ella española y que tenían una niña de cuatro años juntos. Bueno, eso y todo lo que escuchaban por sus gritos en sus más que frecuentes discusiones. «Era un día sí y otro también. Y a cualquier hora. Si venía hasta la Policía a veces», tal como explicaba ayer Nuria, una de las vecinas de la misma quinta planta de la calle Oración, 2.

Los vecinos no hablan, por lo tanto, maravillas de una pareja, la de Omar y Rosa, recién llegada al edificio, a un piso alquilado: «No decían ni hola ni adiós. Eran muy raritos. Yo no bajaba con él en el ascensor, vamos». «Al principio de escuchar el jaleo de anoche -por lo ocurrido en la madrugada del domingo al lunes- pensé que a las que había matado era a ella y a la niña», añadía Nuria.

Carmen es la vecina que sí le abrió la puerta a Omar. Le pidió que llamase a la Policía y ella le permitió que llamase desde su móvil, pero sin haberse enterado de lo que había pasado en el piso de al lado: «Le abrí porque él pedía ayuda y yo ni me había enterado de lo que había pasado».