Negros nubarrones demográficos se ciernen sobre Valladolid para los próximos diez años. Si las previsiones del Instituto Nacional de Estadística (INE) no fallan, en 2023 la provincia tendrá 507.184 habitantes, que representan 23.406 menos de los actuales. Y hay dos causas principales que explican un fenómeno común en casi toda España, con las excepciones de Almería, Málaga, Tenerife, Sevilla, Ceuta y Melilla. La primera es el descenso de la natalidad y la segunda es un saldo migratorio negativo en el periodo de tiempo mencionado.
Pero, ¿en qué se basa el INE para ofrecer estos datos? Este organismo observa los comportamientos demográficos de los últimos años y hace una proyección hasta 2023. Por ejemplo, para determinar la mortalidad y la fecundidad se analiza la registrada en la última década y para la inmigración y emigración, la del último año.
Eso sí, conviene recordar que esos 23.406 habitantes que perdería Valladolid hasta 2023 no llegan a los 30.959 que ha ganado entre 2002 y 2012. Con todo, se trata de una bajada de población importante. Como si Laguna de Duero, el municipio más poblado de la provincia con 22.455 habitantes, desapareciera del mapa.
Pero no es la única mala previsión a la que tendrá que enfrentarse Valladolid. Ese poco más de medio millón de personas que vivirán aquí estarán mucho más envejecidas. Los niños de hasta 15 años habrán pasado de 74.962 a 68.803 y la población de entre 16 y 64 años pasará de 349.843 a 309.420. Frente a estos dos significativos descensos está el aumento de ancianos. Los mayores de 64 años pasarán de 105.785 a 128.962. Este fenómeno se repite en casi todo el país y es el principal reto que debe afrontar el sistema de pensiones.
El éxodo de vallisoletanos en busca de un futuro profesional también se hace patente en estas cifras, tanto a nivel interior como exterior. Por ejemplo, está previsto que lleguen unos 17.500 inmigrantes y que se vayan al extranjero poco más de 28.000 vallisoletanos para una saldo migratorio negativo de 10.529 personas. Otros muchos se irán a otras provincias de España. Concretamente 56.438, por los 53.385 que vendrán del resto del país. La provincia vuelve a perder 3.053 habitantes en este ir y venir.
Por otro lado, el crecimiento vegetativo (diferencia entre los nacimientos y las defunciones) también ayudará a la pérdida de población. En 2012 ya se observó un crecimiento negativo, con 139 muertes más que nacimientos. Esta diferencia seguirá subiendo poco a poco hasta llegar a los 1.717 previstos en 2023.
Capítulo aparte merece la tasa de dependencia. Actualmente entre los menores de 16 años y los mayores de 64 la tasa es del 51,7 por ciento. En el año 2023 será del 63,9 por ciento, según los cálculos del INE. Es una tasa que está por encima de la española, que en ese año será del 59,2 por ciento.