Las siglas que encabezan este artículo corresponden a Se Acabó La Fiesta, ese partido político o agrupación de Salvadores De La Patria que dio la sorpresa en los pasados comicios europeos al lograr tres escaños. La candidatura estaba encabezada por Alvise Pérez, creador de SALF y hombre que, desde su proclamada pureza, arremetió (¿y así sigue?) contra políticos, empresarios, medios de comunicación y todo aquel y aquello que no fuera tan perfecto e inmaculado como él. Hasta aquí, nada distinto de cuanto suele acompañar a los profetas designados por el Creador para limpiar de basura la sociedad y alcanzar el paraíso soñado. Pues bien, resulta que el tal Alvise pidió, obtuvo y recogió nada menos que cien mil euros en dinero negro para su campaña electoral. Él mismo lo ha reconocido, si bien, en sus últimas declaraciones, no acepta que sea una financiación ilegal, sino que lo reduce a una simple irregularidad fiscal. Le es imposible negar el cobro porque quien le dio la pasta en mano lo ha denunciado en los tribunales. Se trata del empresario de criptomonedas Álvaro Romillo, quien, a cambio de los cien mil pavos, logró que Alvise hiciera propaganda entre su gente, miles de seguidores en Internet, para que ingresaran dinero en el "chiringuito financiero" (así lo definió la Comisión Nacional del Mercado de Valores) del señor Romillo. Para entrar en este estaribel se pedían dos mil euros anuales y se les ofrecía una rentabilidad entre el 30% y el 53% más otras grandes ventajas. Un chollo si aun crees que se atan los perros con longaniza. Y así lo creyeron unos 3.000 listos (o incautos) que han perdido unos cien mil euros por barba. La presunta estafa puede alcanzar los 600 millones de euros. Romillo ha reconocido su culpa y se ha puesto en manos de la Justicia. De Alvise no se conocen más novedades que ese intento de que su caso se reduzca a "irregularidad fiscal". Pero, claro, el supuesto timo de Romillo y su empresa, Madeira Investment Club, ya le salpica e, incluso, afecta a los procesos judiciales al ser aforado el líder de SALP. La redención de España a corto plazo tenía un precio: cien mil euros…por ahora. Veremos.