Rendir cuentas, lo que se dice rendir cuentas, sobre todo lo ocurrido en 2024 es algo que no puede hacerse en una rueda de prensa de una hora. Ni en dos. Y menos con limitación de preguntas y ausencia de repreguntas. Este año, Pedro Sánchez tiene especialmente complicada esta comparecencia ya tradicional ante los medios infamativos -bueno, al menos la mantiene, salvo imprevistos de última hora, lo que ya es algo--, porque los frentes abiertos son muchos. Quizá por ello, es apenas una sospecha, los equipos asesores han escogido que esta comparecencia se celebre entre los jubilosos titulares de los ganadores del 'gordo' de la lotería y la celebración de la Nochebuena, noche de paz y de amor, al menos en teoría. A ver si mirando todos hacia otro lado, algunas cuestiones espinosas pasan más desapercibidas...
El presidente tiene previsto comparecer este lunes tras el Consejo de Ministros en unos momentos especialmente convulsos, cuando las apuestas se centran en si sobrevivirá políticamente a 2025 y logrará completar la Legislatura hasta 2027. Las especulaciones sobre el 'borrado' de los mensajes en el teléfono móvil del fiscal general del Estado, que es la auténtica piedra en el zapato de Sánchez estos días, se han acumulado a los titulares con las declaraciones de Ábalos, de Koldo, de Begoña Gómez, de la asesora de Begoña Gómez*Un calvario judicial y mediático, vamos, que tiene soliviantado, dicen viajeros a La Moncloa, el clima en las dependencias presidenciales, donde no todo parecer ser armonía.
Sánchez no pasa por sus mejores momentos, aunque él se esfuerza, con cierto éxito, es la verdad, en disimularlo: algunos gestos le traicionan y los fotógrafos de prensa son implacables. El tono empleado para exigir que jueces y medios pidan perdón al fiscal general después de que la UCO admitiese no haber encontrado grabación alguna en su móvil, delata el estado anímico del presidente. Este lunes intentará, sospecho, mostrarse menos bronco.
Consta que en su última comparecencia de este año, el presidente se aferrará a los indudables éxitos económicos --ya Rajoy lo hacía, con bastante menos motivo-para justificar el año de infarto 2024, que incluyó hasta la fuga 'mágica' de Puigdemont desde Barcelona. Y hoy el ex president de la Generalitat sigue siendo el vértice de la mayoría de apoyo parlamentario al presidente: sin sus siete votos, adiós a los Presupuestos y adiós, seguramente, a Sánchez; es decir, la misma situación de todo este año más algunos episodios chuscos, surrealistas y algunas exigencias nuevas desde Waterloo, como la de que Sánchez se someta a la cuestión de confianza.
Hay muchas preguntas que hacerle a Sánchez y, vista su habilidad para el regate, muchas repreguntas que nadie podrá hacer. Podría yo hacer aquí una selección de interrogantes e inquietudes, pero ¿de qué serviría? Las respuestas, ya sabemos: serán de un tono semejante a las que recibe la oposición en las sesiones de control parlamentario. O sea, la nada, y todos tan contentos hacia las celebraciones navideñas.