La Fiscalía de Valladolid seguirá las directrices marcadas hace solo unos días por el Fiscal General del Estado, Eduarto Torres-Dulce y, en su potestad sobre las unidades de Policía Judicial de las Fuerzas de Seguridad, pedirá que se lleve a cabo un ejercicio de vigilancia y control sobre los movimientos de los dos violadores vallisoletanos excarcelados en estas dos últimas semanas: Juan Manuel Valentín Tejero y Pedro Luis Gallego.
Así lo confirmó ayer a El Día de Valladolid, la propia fiscal jefe, Esther Pérez, quien, eso sí, aún no ha dado esa orden porque, según dijo a este periódico, ella no tiene «ninguna constancia oficial» de que estén en Valladolid. «No habrá un control absoluto, sino solo una labor preventiva, que nosotros desde las fiscalías sí que podemos impulsar. Se trata de activar todos los medios posibles, pero sin que se coarte la libertad de todas esas personas», tal como explicó ayer Pérez.
«El Fiscal General del Estado lo ha dicho muy claro, que siempre se hará desde el respeto a la libertad y los derechos fundamentales», añadió la fiscal jefe, que recordó que es una medida que ya se puso en marcha en Barcelona en el mes de julio después de que se pusiese en libertad a Alejandro Martínez Singul, el ‘segundo violador del Eixample’, un agresor sexual que, como Gallego y Valentín Tejero es multireincidente y, según todos los informes, ha vuelto a la calle sin rehabilitar. «La Policía tiene función de prevención del delito y de supervisión de situaciones peligrosas», recalcó Esther Pérez a este periódico.
Control extraoficial. En el fondo, la medida que va a tratar de impulsar la Fiscalía Provincial va a servir para convertir en oficial un control que, por ahora, está en la esfera extraoficial. Las Fuerzas de Seguridad han sabido de los movimientos de Gallego desde su salida de Alcalá-Meco, aunque siempre se ha mantenido que era un hombre libre; pero se sabe que llegó a Valladolid la misma noche de su excarcelación y que pasa la mayor parte del tiempo en una pequeña pedanía ubicada al sur de la provincia, si bien también ha visitado a varios familiares en la capital, así como el domicilio postal que dio en prisión cuando salió, ubicado en la zona sur.
En el caso del asesino de Olga Sangrador, todo parece indicar que no está en Valladolid, pero la labor de control, al igual que con el ‘violador del ascensor’, está ahí.