José Antonio de Santiago Juárez

La Cencellada

José Antonio de Santiago Juárez


Por eso la quiero

02/09/2023

Coincide mi primera columna en este medio con el arranque de las fiestas patronales de Pucela, mi pueblo. Nos hemos visto crecer, cambiar, desarrollarnos y modernizarnos, al tiempo que ella rejuvenecía y otros tampoco. Por eso la quiero.

Me gusta su clima, el carácter de sus vecinos, su buena gente, sus golfos y sus canallas. Sus bares, sus zonas, sus olores, sus ambientes, sus vinos y tapas, sus burlangas y sus muses chulescos en los que todos se divierten, pero pocos juegan. Me gusta el Valladolid semi desaparecido por errores urbanísticos, por dejadez o por falta de respeto a lo viejo. Me gusta el nuevo, el que crece -en ocasiones de forma poco ordenada- y el que languidece perdiendo vida. Me gusta su Campo Grande y sus zonas verdes pequeñas. Me gustan sus ríos, más limpios y sin playa. Me gusta su historia y sus leyendas, aunque sean cíclicas y cómo cada cierto tiempo pretende reinventarse y alumbrar un renovado Valladolid, que consiste en estirar el antiguo, mirando por el espejo retrovisor a sus tiempos de capital del Imperio.

Me gustan sus tradiciones y sus instituciones, aunque algunas se pierdan y otras estén aniebladas y cada día menos visibles. Me gustan sus personajes históricos e ilustres y también sus personajes anónimos y diferentes que deambulan solos por sus calles y que de forma despectiva y equivocada algunos les consideran locos. Cada época tiene los suyos. Me gusta pensar que compartimos parte del ADN y el código de barras.

Me gustan sus teatros, los que se fueron y los que siguen, mejor abiertos que cerrados.  Me gusta ese toque frío de su comercio tradicional, casi extinguido por la invasión de las nuevas franquicias y por su agónico cierre. Me gustan sus mercados municipales en fase melancólica que piden a gritos un abordaje terapéutico.

Mi intención con estas columnas de opinión es intentar hablar de todo eso que me gusta y lo que no. No pretendo molestar más de lo indispensable. Vaya por delante que, si alguien no se siente cómodo, lo siento o quizás no. Pero no den mas valor a una opinión que, como todo en la vida, esta marcada por el día, la hora y el estado de ánimo en la que se escribe. Por cierto, olvidé algo que también me gusta de mi tierra: su cínica cencellada.

Ahora toca divertirse. Feliz patrona.