La calidad humana de 'Don José'

Ical
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Delicado Baeza ostentó durante 27 años el Arzobispado de Valladolid, el periodo más largo en los cuatro siglos de historia de la diócesis

José Delicado Baeza, que hoy falleció a los 86 años de edad, pasará a la historia por ostentar durante 27 años el Arzobispado de Valladolid, el periodo más largo en los más de cuatro siglos de historia de la Diócesis. Casi tres décadas ligado como arzobispo a la capital vallisoletana pero que luego prolongó, ya que desde su jubilación en 2002 decidió quedarse en la ciudad, en concreto en la Residencia de Ancianos de las Hermanitas de los Pobres. Fue su manera de demostrar la cercanía y el cariño que le había prestado Valladolid.

'Don José', tal y como le gustaba que le llamaran, fue una persona conciliadora, que siempre buscó caminos de encuentro desde el diálogo; transmitió un talante positivo y animó y agradeció los esfuerzos de todos; se mostró siempre sobrio, sencillo, humilde y accesible, sin necesidad de protocolos ni intermediarios en su trato diario, y saludando a la gente por la calle; y permaneció siempre sereno, sin alterarse ni desanimarse, a pesar de las dificultades de aquellos tiempos y de las acusaciones y calumnias que sufrió en su última etapa. Por todo ello se ganó la estima y el afecto de muchos, especialmente de los sencillos, y el respeto y consideración de todos.

Delicado Baeza también será recordado por alentar la iniciativa de Las Edades del Hombre, que tuvo su comienzo en Valladolid. Con motivo de la concesión de la Medalla de Oro de las Cortes de Castilla y León a esta iniciativa que en 2014 celebra su 25 aniversario la Agencia Ical tuvo la oportunidad de recordar esos momentos en una entrevista con el Arzobispo Emérito de Valladolid. Aseguraba, hace tres semanas, que “será muy difícil encontrar un proyecto tan destacable, profundo y duradero como Las Edades del Hombre”.

El que fuera arzobispo de Valladolid entre 1975 y 2002, nació en Almansa (Albacete) el 18 de enero de 1927. Después de cursar el bachillerato civil, se incorporó en 1944 al Seminario de Málaga donde realizó los estudios de Filosofía, y en 1947 se trasladó a la Universidad Pontificia de Salamanca para estudiar Teología.

Delicado Baeza se ordenó sacerdote en Almansa el 22 de julio de 1951, pasando a ejercer como coadjutor de la parroquia de la Purísima Concepción de Albacete, profesor de Instituto y Consiliario diocesano de los Movimientos obreros de jóvenes y adultos.

Desde 1952 fue canónigo de la Catedral, y desde 1953 director espiritual y profesor del Seminario y del Post-Seminario, dirigiendo numerosos ejercicios espirituales y convivencias. Presentó varias ponencias, sobre todo de materia pastoral, en diversas asambleas nacionales, y como becario de la Iglesia Nacional Española de Montserrat en Roma, preparó diversas publicaciones sobre espiritualidad sacerdotal, pastoral y otros. En 1964 fue nombrado vicario general de pastoral de la diócesis.

El 7 de agosto de1969 fue preconizado obispo de la diócesis de Tuy-Vigo por el papa Pablo VI y se ordenó obispo en Almansa en septiembre de ese año. Tras seis años como pastor de la diócesis gallega, el 21 de abril de 1975 se anunció su nombramiento como Arzobispo Metropolitano de Valladolid, el décimo segundo en la lista de Arzobispos y el trigésimo octavo en la lista de obispos de la diócesis, tomando posesión el 7 de junio de 1975.

Como arzobispo de Valladolid, ejerció una gran labor en diversos campos. Dinamizó las estructuras de la diócesis poniendo en marcha diversos organismos participativos (vicarías zonales, arciprestazgos, delegaciones y consejos, entre otros) que abrieron cauces de participación a sacerdotes y laicos. Todo ello dio pie a los programas pastorales y a las reuniones y encuentros, tanto a nivel diocesano como de la Iglesia en Castilla. De ahí, nació el llamado 'Espíritu de Villagarcía de Campos” que, desde entonces, ha marcado las grandes líneas pastorales de todas las diócesis de esta tierra, y haciendo muy viva la comunión eclesial.

Tal y como recoge una biografía publicada en la Archidiócesis de Valladolid, durante la etapa de Delicado Baeza tuvo lugar la construcción de 14 nuevas parroquias y nuevas casas rectorales, además de llevar a cabo la reforma y rehabilitación del Arzobispado, el Seminario, el Archivo Diocesano, el Hogar sacerdotal y el Centro de Espiritualidad.

Fue también un maestro culto, con una veintena de libros publicados sobre la espiritualidad sacerdotal, pastoral y otros temas como 'Pastoral Diocesana al día, ¿Qué es ser obispo hoy?' y 'Sacerdotes esperando a Godot', así como más de 100 pastorales, unas 1.300 cartas semanales, conferencias y homilías.

Dentro de su labor como obispo también visitó al menos cinco veces cada una de las 302 parroquias de la diócesis, confirmó a 113.000 jóvenes y ordenó a 160 presbíteros (91 diocesanos más cinco diáconos permanentes). En la Conferencia Episcopal Española integró (1975-1978) y presidió (1978-1981) la comisión del Clero, fue vicepresidente de la Conferencia (1981-1988) y presidente de la comisión de Enseñanza y Catequesis (1988-1992).

Después de 27 años al frente de la Archidiócesis presentó en 2002 su preceptiva renuncia al papa al cumplir los 75 años de edad y el 28 de agosto de 2002, Juan Pablo II aceptó su renuncia. Su cargo recayó, entonces, en Braulio Rodríguez.