Medina del Campo está viviendo tiempos de incertidumbre económica y social. Los datos ponen de manifiesto que el esplendor de épocas pasadas parece haber quedado atrás y la Villa de las Ferias se encuentra en un momento cumbre que marcará el devenir, tanto de la localidad como de la comarca, durante los próximos 15 o 20 años.
Existen dos factores a tener en cuenta a la hora de analizar la situación económica y social del municipio. El primero, evidentemente, es el demográfico. Aquí, Medina coquetea desde hace años con el hecho de bajar de la emblemática barrera de los 20.000 habitantes. La segunda, en un plano monetario, es el número de empresas que están ubicadas en el término municipal y la renta anual que cobran sus vecinos. En ambos casos, con cifras claramente mejorables.
En concreto, si se tiene en cuenta la demografía del municipio durante los últimos veinte años se puede ver que Medina ha sido un polo de atracción para la llegada de nuevas personas en busca de oportunidades laborales. Algo que ya no se está produciendo. La localidad pierde población. En el año 2010 llegó a su momento más álgido desde el punto de visto demográfico y desde entonces emprendió una curva claramente descendente que le situó en los 20.090 vecinos en el año 2023, según los datos que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Esta situación puede tener consecuencias para Medina teniendo en cuenta que bajar de los 20.000 llevaría consigo una seria de modificaciones. El Ayuntamiento pasaría a depender de la Diputación Provincial a través de los planes provinciales, y no de la Junta, para recibir fondos y acometer obras. La corporación municipal pasaría de contar con los 21 ediles de la actualidad a los 17 a partir de la celebración de las próximas elecciones. Los bomberos del parque de Medina funcionan mediante un convenio de colaboración con la Diputación, algo que desaparecería de forma automática.
Evidentemente, esta caída en la población del municipio viene motivada en parte por la falta de oportunidades laborales. El municipio cuenta con empresas de gran relevancia, como Patatas Meléndez y Ibersnacks, con plantillas amplias, pero sí es cierto que el tejido empresarial está sufriendo la falta de dinamismo económico de una zona vinculada, cada vez en mayor medida, al sector servicios.
El número de empresas ubicadas dentro del término municipal de Medina ha sufrido un más que notable retroceso durante los últimos años. En concreto, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, la cifra de negocios ?ha pasado de los 1.326 que había en el año 2012 a los 1.155 de 2023. Es decir, 171 empresas menos en una década, una media de 17 cada año.
El análisis del tejido empresarial de Medina deja meridianamente claro que el municipio está volcando hacia el sector servicios. En el año 2022, un total de 540 empresas estaba dedicada al sector del comercio, lo que supone casi la mitad de los negocios. Además, otras 465 estaban dedicadas a otro tipo de servicios. Prácticamente, más del 90 por ciento de los negocios que estaban ubicados en la Villa de las Ferias dependía directamente del sector servicios. Por contra, solo 85 tenían algo que ver con actividades industriales y 139 estaban relacionadas con el sector de la construcción.
El municipio ha ido perdiendo población. Más de mil habitantes en menos de quince años lo que, evidentemente, ha ocasionado que las empresas de servicios no estén pasando por su mejor momento a pesar del esfuerzo inversor en el polígono Escaparate. El responsable de la Asociación de Hosteleros de Medina del Campo, Carlos La Clave, afirma que el pueblo ha perdido «una buena oportunidad» con el proyecto del Corredor Atlántico y con la situación estratégica de Medina para servir de nudo ferroviario en conexión con Madrid. «Estamos preocupados porque cuando se cierra un bar no hay relevo generacional».
Y a pesar de esta situación, el paro apenas sobrepasa las mil personas y la tasa de desempleo no ha parado de descender los últimos años hasta llegar al 10%.