El entorno financiero al que la sociedad estaba acostumbrada hasta hace solo unos años se está transformando con una gran celeridad, sin esperar que las personas puedan gestionar el nuevo entorno eficazmente. El mundo del dinero gira velozmente hacia lo digital en un nuevo contexto en el que las monedas tradicionales como el dólar, el euro, la libra, el yen,... están empezando a competir con las divisas digitales, también conocidas como criptomonedas, que están experimentando un potente desarrollo, especialmente, en los mercados sin una fuerte estructura bancaria, así como también en los países en vías de desarrollo, sin olvidar, el gran peso que han ganado en grandes potencias como China.
Economistas y banqueros como, por ejemplo, Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, apuestan ya por crear un dólar, un euro o cualquiera de las monedas de referencia en los mercados internacionales para que sean digitales y, de hecho, De Guindos sostiene que «el euro digital ya no es una opción, sino algo que tenemos que crear» puesto que la «virtualización de la divisa comunitaria» es un asunto cada vez más relevante y necesario para estar a la altura de las necesidades reales del mercado finanicero internacional.
El exministro de Economía español sostiene que la digitalización ya estaba entre las prioridades del BCE, pero la pandemia ha acelerado los plazos del proyecto del lanzamiento del CBDC (Central Bank Digital Currency), lo que obliga al supervisor europeo a analizar las posibles implicaciones que pueda tener para la estabilidad financiera y para la política monetaria de este tipo de activos que los expertos analizan con lupa y que, a su juicio, podrían materializarse en los cuatro próximos años.
La idea del BCE es que el Parlamento europeo apruebe de inmediato, en este próximo mes de junio, el proyecto denominado eurosistema para que esta iniciativa empiece a tomar forma antes de 2026.
La nueva realidad monetaria que ha generado el incipiente mercado de las criptomonedas se asemeja, según expertos de la Citi, a lo que ocurrió con la carrera espacial o a la llamada Guerra Fría por ver que moneda virtual toma el protagonismo definitivo que, hasta la fecha, parece dominar el bitcoin, seguido de ethereum, que es la moneda que más ha progresado en los dos últimos trimestres.
En este contexto, está prevista una reunión en Washington de seis bancos centrales con el Banco de Pagos Internacionales (BIS) para concertar actuaciones y estándares sobre la creación de sus propias divisas virtuales.
Una de las cuestiones más complicadas de definir son las características que deben tener los sistemas para realizar pagos internacionales entre bancos de una manera segura y con los mínimos costes.
Los analistas sostienen que, en este nuevo modelo, no se trata de sustituir al euro que conocemos, sino que es una actualización que busca cubrir nuevas necesidades y un complemento perfecto para los tiempos que corren en un contexto donde, en menos de 20 años, se ha producido un desarrollo de más de 10.000 monedas virtuales que ya están circulando apoyadas en la tecnología blockchain que utilizan los sectores más punteros del mundo, no solo el financiero, sino los de servicios logísticos, seguros, agrícolas, incluso, estatales, de seguridad y defensa, electorales... etc.
En EEUU, la gobernadora de la Reserva Federal (FED), Lael Brainard, también se ha mostrado predispuesta a estudiar la emisión del dólar digital con un doble objetivo. En primer lugar, fortalecer la propia moneda estadounidense y, en segundo término, no ceder posiciones a la hegemonía que plantea el sistema en China que ya tiene en funcionamiento el denominado Pago Electrónico de Moneda Digital que está a punto de iniciar sus pruebas.
Desuso del billete
Lo que ya es indudable es que el uso del dinero en metálico cada vez es menor y, poco a poco, los billetes y monedas convencionales se están empezando a quedar aparcados por los monederos virtuales y los sistemas de pago a través del móvil. Desde el Foro Económico Mundial señalan la necesidad de digitalizar los billetes y las monedas tradicionales ya que tanto su producción como su custodia resultan muy caras y, ante el declive que están experimentando, lo más práctico es adaptarse a los nuevos tiempos que, además, proporcionan mayor seguridad y evitan la falsificación, el anonimato del efectivo y su empleo para fines ilícitos.
Japón se sitúa a la vanguardia mundial en estas innovaciones y, de hecho, ya está en fase de pruebas con el yen digital que, según sostienen, aporta mayor fiabilidad, estructura y funcionalidad.
Incluso, Venezuela, el país con la inflación más alta del mundo, tiene su propia criptomoneda, el petro, con la que Nicolás Maduro pretende sortear la crisis respaldando su divisa mediante la venta de su petróleo y los recursos naturales.
Las criptomonedas, tal como las conocemos, han existido durante solo 10 años, mientras que la mayoría de las agencias gubernamentales comenzaron a prestarles atención hace menos de un lustro cuando la popularidad de bitcoin comenzó a amenazar los sistemas bancarios tradicionales. Una situación que ha cambiado y en la que se está introduciendo irremediablemente.