Este puente de la Constitución y la Inmaculada es el inicio de un periodo en el que hay cinco festivos y un largo periodo vacacional, un tiempo en el que muchos aprovechan para viajar en un turismo de ocio y compras o, en otras ocasiones, para volver a casa y reunirse con la familia. El caso es que se cuentan por cientos de miles los desplazamientos por carretera y a menudo se unen las inclemencias meteorológicas al peligro siempre inherente de recorrer muchos kilómetros por las carreteras tan saturadas de vehículos. Cualquier precaución es poca, aunque no solo en estas fechas, y el cumplimiento de las normas de circulación y las medidas de seguridad dentro y fuera del vehículo son primordiales para no incrementar el número de accidentes que acaban cada año con cientos de muertos y heridos de todas las edades. Las administraciones públicas están preparadas con sus dispositivos invernales para intervenir en caso de nevadas o cualquier otra circunstancia meteorológica que haga necesario despejar o abrir las vías.
Como contamos este fin de semana en El Día de Valladolid, los fallecidos en accidentes de circulación han caído casi un 75 por ciento en Valladolid teniendo en cuenta la sangría que se producía en las carreteras durante los años 90. De los cercanos al centenar que se produjeron en 1995 (93 muertos), 1997 (90) o 2002 (97), hemos pasado a rondar la veintena en los últimos años, algo que hay que seguir mejorando con el esfuerzo de todos, tanto desde las campañas de la Dirección General de Tráfico como desde una mayor concienciación ciudadana o un mejor estado de las carreteras y autovías. Cualquier pérdida humana es una tragedia y por ello el objetivo debe ser cero muertes, sin embargo hay que tener también en cuenta los miles de personas que resultan heridas y que arrastran sus secuelas durante el resto de su vida.
Esta teoría nos la sabemos todos y seguramente compartamos cualquier consejo sobre la prevención y una conducción segura. Otra cosa es si cumplimos con todo ello cuando nos ponemos al volante e iniciamos un viaje. La utilización de los teléfonos móviles es el nuevo gran peligro y cada vez más se convierte en un factor multiplicador del riesgo de un accidente, sin embargo hoy quiero poner el foco en el tiempo, en la lluvia, la nieve o el viento. Estamos en diciembre y parece que durante este puente llega el invierno de verdad. La Aemet lleva desde el mismo jueves e incluso antes lanzando avisos sobre una borrasca de frío polar que puede provocar las primeras nevadas serias de la temporada, incluso bajando la cota hasta los 600 o 700 metros de altitud. Después de lo sucedido en Valencia, y sin que esto suponga ninguna comparación, debemos estar más alerta que nunca para no cometer ninguna imprudencia que nos ponga en peligro a nosotros y a nuestras familias o acompañantes.
Por supuesto, el estado de las carreteras también afecta, y mucho, a la siniestralidad, en especial con condiciones meteorológicas adversas. Por ejemplo, esta misma se ha conocido un estudio de Informes Mecánicos basado en los microdatos de la DGT en el que concluye que la N-601 es la más peligrosa de la provincia ya que suma el mayor número de accidentes. Esta vía es la famosa Valladolid-León, que debería ser autovía desde hace ya bastantes años y ahí está empantanada, lo que eleva su siniestralidad. Por supuesto, la A-62 y la A-6 son las siguientes con más peligrosidad, ya que ambas acumulan mucho tráfico de paso al conectar la península desde el norte y centro hacia el oeste. Aquí sí que hay una responsabilidad pública, ya que debería tenerse muy en cuenta el número de accidentes, heridos y fallecidos a la hora de priorizar la inversión del Ministerio de Transportes, lo que no exime para que los conductores adoptemos mayores precauciones al circular por una vía de doble sentido.
En fin, que sirva esta humilde carta para poner en alerta a todos los viajeros y circular sin prisa pero sin pausa camino del destino. Toda prevención antes de salir es poca y, una vez en la carretera, precaución, amigo conductor. Como decía la canción.