Rafael Torres

FIRMA SINDICADA

Rafael Torres

Periodista y escritor


El porno y el segundo cerebro

04/07/2024

Que el porno es un disolvente, una especie de aguarrás, para el cerebro en formación de los niños, parece indudable, pero también lo es que la "app" que plantea el Gobierno para limitar sus estragos viene a ser un intento vano de poner puertas al campo. El campo es Internet, un campo yermo que ha sustituido, o suplantado, a la naturaleza. Los niños, los chavales, viven, es un decir, en ese campo, y de él obtienen el estropeado alimento mental y moral que consumen.

El porno no es, por lo demás, la única pornografía que se expende por Internet: la violencia, la locura, la estupidez, la codicia, la envidia, la ignorancia, el fascismo, la pereza, el narcisismo, la inopia, también les llega en torrente a los críos, y a los adultos, por esa vía, pero a los niños les llega y se les queda dentro para los restos. Internet, permítaseme la claridad, es una mierda, y si bien ésta tiene sus bondades, que hasta se ha descubierto en las heces un sinfín de bacterias interesantes, no por ello pierde su condición de excrecencia. Se dice que el intestino donde se procesa es el segundo cerebro, pero de él no salen pensamientos precisamente, de modo que de ese intestino global que es Internet sale lo que sale pese a los puntuales beneficios de la microbiota, un segundo cerebro que deja al primero para el arrastre.

Los niños, hoy, usan ese segundo cerebro, pues sus mayores les han proporcionado la seductora herramienta que inhabilita al primero, el falso teléfono móvil que les conecta con todos el detritus de la Tierra. Y esos mismos mayores pretenden ahora, a través de otra inquietante función del invento, una "app", rescatarles de la trampa que les tendieron al poner la herramienta en sus manos, siempre lista para freirles el cerebro, el primer cerebro, el único que, en puridad, tienen. O que tenían antes de Internet.