Fíate de las apariencias y te llevarás un chasco. Sin ir más lejos me voy a referir a Ursula von der Leyen, que parece incapaz de aplastar una mosca y, sin embargo, al igual que al Presidente de Francia, Emmanuel Macron, le "pone" la posibilidad de que estalle una guerra en Europa. Incluso el nuevo secretario general de la OTAN, el holandés Rutte, se levantó contestón advirtiendo a Putin que tenga mucho cuidado con lo que hace porque la respuesta que puede recibir resultara devastadora. Y se ha quedado tan ancho.
Macron, junto a la señora Von der Leyen, que no quiere ser menos en esto de agitar los vientos de la guerra, ya nos han aconsejado a los ciudadanos de a pie que nos hagamos con un kit de supervivencia para las primeras 72 horas una vez que estalle la guerra. Eso sí, les falta decir qué tenemos que hacer una vez que vaciemos el kit, si cada cual se las tendrá que arreglar como pueda.
Esta recomendación, la presidenta de la Unión Europea la lanzaba a los cuatro vientos, al tiempo que Pedro Sánchez no lograba convencer a sus señorías de que hay que aumentar el gasto en Defensa, en una sesión en la que el PP no supo encontrar su papel y en que el resto de los grupos supuestamente situados a la izquierda del PSOE la demagogia parece ser su enseña. Son pacifistas como de andar por casa con escasa credibilidad.
Al mismo tiempo, al amparo de los leones que guardan las Cortes, se celebraba una manifestación bajo el lema "No a la guerra. No al rearme", liderada por varios actores y otros representantes del mundo de la cultura acompañados por diputados de Podemos, Sumar, Bildu y BNG. Una compañía nada inocente. Son cuatro partidos cuyo ideario y simpatía en este conflicto son de todos conocidas. Vamos, que no se les ha visto mucha preocupación por las consecuencias de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, ni se han dolido por las consecuencias de la invasión. Lo cierto es que es muy fácil hacer demagogia sobre si se debe invertir o no en Defensa. A mi entender, invertir en Defensa es una necesidad que no presupone que se quiere la guerra.
Verán, en mi opinión, no está de más que Europa tenga una política de Defensa común y para eso se necesita dinero. Hasta ahora hemos vivido tranquilamente bajo el paraguas de la OTAN cuyo socio principal es Estados Unidos. No caben engaños, todo el peso de la OTAN viene recayendo en Estados Unidos. De manera que nos hemos acostumbrado a ser pacifistas al amparo del "primo de Zumosol". Pero Donald Trump, y en esto tiene razón, ha dejado dicho, que los europeos también tienen que poner de su parte si quieren disponer de una política de defensa eficaz. O sea, que hay que invertir en armamento, pero antes, vamos, digo yo, los mandamases de la Unión Europea deberían discutir un proyecto de política de Defensa. Un debate sobre en qué consistiría esa política de Defensa común, como se organizaría, cuál sería la participación de cada país, etc, etc, etc. Y aunque yo fui una de las muchas personas que se manifestó en contra de la OTAN, ahora estoy a favor de su pervivencia aunque seguramente necesite cambios para abordar las nuevas realidades del siglo XXI.
Vuelvo a Donald Trump, sin duda un personaje atrabiliario, pero al menos parece que está decidido a intentar lograr un acuerdo de punto final de la guerra entre Ucrania y Rusia. Lo cual no será fácil, por más que no debemos de olvidar las lecciones de la Historia: todos los conflictos terminan o porque alguien gana por goleada o en una mesa de negociación.
Por ahora no parece que Ucrania pueda ganar por goleada por más que los dirigentes europeos azuzan al presidente Zelenski para que resista, sin que parezca importarles el enorme sacrificio en vidas que ya ha pagado Ucrania. Porque la realidad es que mientras los líderes europeos nos van recomendando que nos hagamos con un kit de supervivencia, los muertos los pone Ucrania. Hay toda una generación de jóvenes ucranianos que han perdido la vida defendiendo con valentía a su país. Hay miles de mutilados, de mujeres y niños desplazados, y el país está devastado por los estragos de la guerra.
Ojalá Ucrania pudiera ganar, pero la realidad se impone y esa realidad es que la guerra solo puede terminar en la mesa de negociación, salvo que la señora Von der Leyen, Macron, el nuevo líder de Alemania, el conservador Friedrich Merz, el británico Keir Starmer y demás, imbuidos del ardor guerrero, sigan agitando las aguas de la guerra.
Naturalmente si se desata una guerra general en Europa, ellos no se van a poner el casco para ir a luchar a primera línea, sino que se resguardarán en el Elíseo uno, la otra en la sede de la presidencia de la UE en Bruselas, en Downing Street el otro, o el alemán en la sede la cancillería, y así el resto de los líderes europeos. Claro que calificarlos de líderes es una exageración por mi parte. En estos momentos no hay ningún político europeo con consistencia e inteligencia para liderar la UE.
Sin duda, entre quienes se han manifestado a las puertas del Congreso, habrá quien de buena fe crea que es posible sustraerse a la realidad que estamos viviendo y que no es otra que Rusia ha invadido a Ucrania y ahí están las consecuencias. Pero entre los manifestantes, hay otros que tienen de pacifistas, lo que de bomberos. O sea nada. Es más, vaya usted a saber a qué intereses responden que, me parece a mí, seguramente tienen poco que ver con la paz.
Como ciudadana europea me gustaría que la presidenta de la Unión y todos los líderes europeos estuvieran trabajando para lograr un acuerdo de paz en el que Ucrania no resulte humillada. Me gustaría que estuvieran apostando por la diplomacia para poner fin a la guerra. También me gustaría que empezaran a pergeñar una política de Defensa para Europa. Y sí, que todo esto lo hicieran explicándolo y compartiéndolo con la opinión pública, con los ciudadanos europeos, en vez de dedicarse a agitar las aguas de la guerra. ¿De verdad creen que al día de hoy es factible que la Unión Europea gane una guerra a Rusia que es una potencia nuclear? ¿Confían en que Estados Unidos una vez más nos eche una mano y no nos deje abandonados a Putin?
Y quiero recordar que en su día se publicó que Estados Unidos y Europa apoyaron las manifestaciones del Maidan y seguramente hicieron creer a los ucranianos que no les dejarían solos. A la vista están los resultados de una política cortoplacista, chapucera y engañosa, tanto de la UE como de Estados Unidos en el pasado cuya consecuencia es que Ucrania está siendo devastada por la guerra. Sí, me atrevo a decir que en su día a Ucrania la engañaron.
En mi opinión, al día de hoy, si Europa quiere tener influencia y jugar un papel en el concierto mundial debería de afilar las armas de la diplomacia en vez de que sus líderes se coloquen el casco de guerra para la foto. Y eso sí, ir pergeñando una política de Defensa común que guste o no requerirá inversiones. Así de simple, así de claro.