Se comprende que Pedro Sánchez solicitara el voto telemático para no acudir al pleno del Congreso, se comprende. Lleva tiempo sumando problemas, se le acumulan, pero ahora son especialmente graves porque afectan directamente a su mujer. El daño que pueden hacer a gobierno o al partido las declaraciones de Aldama, a Sánchez le importan un bledo; pero que Begoña Gómez se encuentre en dificultades por su frivolidad al organizar su vida profesional, frivolidad que podría ser delictiva -lo determinarán los jueces- es muy superior a lo que el presidente puede aguantar.

Los socialistas han anunciado acciones legales contra Víctor de Aldama, el comisionista, el conseguidor; pero la UCO de la guardia civil hila fino, se gana el poco sueldo que reciben trabajando a fondo, y muchos de los datos que recogen en el informe de más de 200 páginas que entregaron al juez Peinado, las confirma ahora el hombre que estaba en todas partes. Allí donde hubiera negocio y socialistas con poder, allí estaba Aldama.

Sánchez se crece ante las dificultades, ha conseguido incluso negociar con el PPE para que Feijóo no pueda tener el gusto de impedir que Ribera sea comisaria europea. Aunque el precio a pagar por Sánchez ha sido alto, respaldar a los candidatos de Orban y Meloni, con los que los socialistas españoles quien poco traro porque los consideran peligrosos ultraderechistas a los que hay que borrar del mapa. Pero esta vez las dificultades le están haciendo mella; lleva un mes prolongando viajes para no asistir a las sesiones de control al gobierno, que se le están haciendo muy incómodas, y ahora pide voto telemático para no pisar los pasillos del Congreso al mismo tiempo que llegan las noticias sobre las declaraciones de Aldama ante el juez. Que son demoledoras para el presidente, para su mujer, para su gobierno y para su partido.

La defensa de los sanchistas es que Aldama miente, miente, miente. Pero sus supuestas mentiras llegan cuando la credibilidad del presidente de gobierno es inexistente, y cuando la UCO ha aportado a su dossier documentos, conversaciones y mensajes que si no son concluyentes por lo menos hacer dudar de la honradez de personajes importantes del círculo presidencial.

Feijóo, tras seguir atentamente el debate parlamentario sobre el paquete fiscal, y estar pendiente al mismo tiempo de lo que ocurría con la comparecencia de Aldama, expresó si liderar una moción de censura al gobierno si la apoya alguno de los socios del Pedro Sánchez.

No hay signos de que los haya, de que Feijóo pueda encontrar diputados y socios decididos a tirar por la calle de en medio y finalizar la colaboración con un Sánchez que les concede todo lo que piden. Pero el bochorno es tan inconmensurable que a lo mejor alcanza a independentistas y amigos de etarras y se produce el milagro.

Habrá que esperar decisiones judiciales tras las declaraciones de Aldama pero, con o sin moción de censura, se acrecienta la sensación de fin de ciclo. Puede pasar cualquier cosa.