Santiago González

Carta del Director

Santiago González

Director de El Día de Valladolid


La sanidad rural necesita una reestructuración profunda

19/05/2024

La atención sanitaria es uno de los servicios básicos más necesarios para la población y su prestación lleva décadas en análisis para resolver los problemas, tanto coyunturales como estructurales, que impiden una asistencia satisfactoria. La falta de recursos humanos y técnicos es la principal carencia del sistema sanitario autonómico y ello afecta de manera importante a la sanidad en el medio rural, donde cada vez hay menos habitantes y mucho más envejecidos. Ante ello, las soluciones son complicadas, pero indudablemente habría que escuchar a los profesionales y hacer caso de sus recomendaciones, pues los políticos suelen arrimar el ascua a su sardina, enfangar el debate y hacer populismo, pero sin aportar alternativas que mejoren la atención.

La existencia de cientos de consultorios locales, prácticamente uno en cada pueblo, no garantiza una prestación adecuada a sus habitantes. La información que publicamos este fin de semana en 'El Día de Valladolid' lo demuestra claramente: medio centenar de centros rurales han contado con menos de tres citas médicas presenciales a la semana durante los primeros cuatro meses del año, incluso cerca de una veintena tienen una cita semanal o menos. En la mayoría de los pequeños municipios vallisoletanos, igual que en el resto de Castilla y León, la presencia del doctor una vez a la semana o más (dependiendo de su población) es a demanda, es decir que si no hay ninguna cita previa, el facultativo no se acerca a su consulta. A ello se une la escasa dotación sanitaria de estos consultorios, que apenas cuentan con material, más allá de una mesa, una silla, una camilla de exploración, un esfigmomanómetro y un fondendoscopio; lo que impide en muchos casos una simple revisión o cualquier tipo de prueba complementaria.

Esta situación requiere una reestructuración profunda de la sanidad rural. Sacyl no puede mirar para otro lado y culpar de todos sus males a la falta de profesionales sanitarios. Evidentemente, es cierto que hay escasez de médicos, especialmente en Atención Primaria, por lo que hay que exigir soluciones eficientes, que quizás tengan que comenzar por una distribución que permita aprovechar mejor a la plantilla. Aunque los expertos deberán estudiar las posibles alternativas, ya hace más de un año que el Colegio de Médicos sugirió que la mejora de la Atención Primaria en Castilla y León pasa por el cierre de algunos consultorios locales para fortalecer los centros de salud, donde hay más médicos, más enfermeras y más medios. Es claro que el tiempo que pasan los profesionales en las carreteras desplazándose de pueblo en pueblo no lo están utilizando en atender a pacientes y también es evidente que la calidad asistencial en algunos de estos centros rurales no puede ser buena por los escasos medios de los que disponen.

Estas propuestas no han calado entre las fuerzas políticas y sociales por un populismo mal entendido. Cualquier solución a los problemas actuales debe mantener o mejorar la asistencia sanitaria, pero esto no significa que tenga que haber un médico en cada pueblo. Hay que garantizar esta atención con la plantilla de profesionales existente y ahí es donde hay que realizar el esfuerzo. Por supuesto, que no abogo por dejar de prestar una asistencia de proximidad, pero no se puede continuar mirando para otro lado y practicando una 'medicina de complacencia' para que la oposición política, los alcaldes e incluso los pacientes no se quejen. Eso sí, habrá que explicarlo bien a toda la ciudadanía, que en su mayor parte es adulta y entiende las decisiones, por complejas que sean.

No quiero yo propugnar cierres ni reordenar zonas básicas de salud, lo que requiere una intervención técnica, pero desde luego es necesaria y urgente una reforma profunda de la Atención Primaria en el medio rural y para ello no queda otra que alcanzar un consenso político y social que permita la adopción de medidas que no gusten a todos, pero que suponga una atención sanitaria más racional y eficaz. Lo que no puede pasar es que todo siga como está porque por mucho que la Consejería de Sanidad niegue el cierre de consultorios e incluso los blinde por ley, de nada sirven si no van los médicos o no tienen medios para prestar una atención digna a los pacientes. Mientras tanto, la sanidad se va deteriorando, los habitantes de los pueblos son cada vez más mayores y, en unos cuantos años, no hará falta cerrar el centro médico porque no habrá nadie a quien atender.

La ausencia o escasez de consultas presenciales en muchas localidades permite comprobar que algo falla y que el sistema actual no cumple con las expectativas de los ciudadanos. Los profesionales suplen muchas veces las carencias del sistema, pero llegará un momento en que no puedan y seguiremos todos con la venda puesta en los ojos. Es hora ya que exigir a todos los colectivos sanitarios, políticos y sociales que afronten con seriedad y celeridad una reestructuración de la sanidad rural que pueda servir hasta finales de siglo.