Valladolid está aún lejos de poder afrontar el desconfinamiento. La famosa ‘desescalada’ ya tiene las primeras fechas y un esbozo de los requisitos para afrontarla, pero la realidad de la pandemia en esta provincia no invita al optimismo todavía, por mucho que estén sobre la mesa esas cuatro fases. Sí, los nuevos contagios se ralentizan en la mayoría de las zonas de salud, la ‘curva’ de casos activos en Atención Primaria se consiguió doblegar hace una semana (aún hay más de 7.000 acos activos) y los hospitales han podido rebajar su elevadísima presión asistencial en las plantas (ha caído un 66% en el último mes), pero tanto la UCI
del Río Hortega como la del Clínico continúan al doble y al triple de su capacidad funcional, con enfermos COVID ocupando aún tres cuartas partes de esos puestos para críticos.
Y la situación de los servicios UCI será, junto a la radiografía epidemiológica de cada territorio, un condicionante clave de cara a la autorización del Ministerio de Sanidad para poder ir avanzando de fase dentro de ese plan hacia lo que el presidente Pedro Sánchez definió como la ‘nueva normalidad’ a la que, en ningún caso, se llegará antes del 22 de junio.
El Gobierno estableció que la provincia tenía que ser la unidad geográfica mínima para afrontar el desconfinamiento pero desde la Junta de Castilla y León, igual que otras comunidades, se insiste en que lo ideal en regiones tan extensas es que se pueda bajar un punto más, hasta las zonas básicas de salud, y parece que Sánchez lo autorizará: «Sería injusto que esperásemos a que toda una provincia esté en color verde para hacer la ‘desescalada’», afirmaba esta semana la consejera de Sanidad, Verónica Casado, que hablaba desde una óptica social, sanitaria y también económica: «No podemos castigar al medio rural. En Castilla y León no se puede hacer la ‘desescalada’ por provincias». Por su parte, Francisco Igea explicaba que «esta estrategia» por zonas de salud también permite «mantener la conciencia ciudadana, sobre las medidas de higiene y distancia», ya que, según el vicepresidente de la Junta y portavoz, con este plan de desconfinamiento se apelaría a la implicación «de cada municipio, de cada alcalde».
Sacyl prepara a Atención Primaria para asumir la desescaladaZonas ‘verdes’
Casado hacía referencia a las zonas ‘verdes’ por ser el color que se está dando en los mapas estadísticos de la Consejería para las comarcas que acumulan siete o catorce días sin registrar nuevos casos. Este parece que será uno de los criterios clave, más allá del número de contagios por zonas o los casos activos, si bien desde el Gobierno no se han definido aún cuáles serán los umbrales ni se ha determinado si habrá un criterio más laxo para las capitales que para las zonas rurales, algo a lo que Igea abrió la puerta.
Por ahora, en la Junta se mueven bajo la premisa de ese indicativo verde en el que hay tres comarcas de Valladolid, que, por tanto, serían las que irían por delante del resto para arrancar con una nueva fase del desconfinamiento: Alaejos, Mayorga y Esguevillas.
Los médicos de la primera zona llevan sin declarar nuevos casos desde el pasado 3 de abril, es decir, que los vecinos de Alaejos, Siete Iglesias, Castronuño, Villafranca, Castrejón y Torrecilla llegarían al inicio de la Fase I (11 de mayo) con más de un mes sin contagios en su comarca. Las otras dos están aún en el entorno de los 14 días, ya que en Mayorga llevan ‘limpios’ desde el día 17 de abril y en Esguevillas, desde el 19.
Tienen casos activos
Las tres zonas básicas de salud continúan teniendo casos activos (al cierre de esta edición, había diez en la de Alaejos, doce en la de Mayorga y quince en la de Esguevillas) y han sufrido muertes por covid-19 (cero, tres y una, en cada caso), pero el criterio puesto sobre la mesa por la Junta abre la puerta a que sean las primeras en pasar de fase.
A partir de ahí, la situación es mucho más compleja, aunque los datos actuales atisban una salida mucho más cercana para el grueso de zonas rurales que para los centros de salud urbanos y periurbanos.
Ninguna comarca se acerca aún a esos estándares que establecería la Consejería de Sanidad de los 7 o 14 días sin casos. Villafrechós, por ejemplo, llegó a acumular a finales de la pasada semana hasta cinco jornadas sin que los médicos de la zona de salud notificasen nuevos positivos, pero en ésta se conoció un contagio. En Cigales y Rioseco alcanzaron las cuatro jornadas sin infectados, pero el goteo de casos se ha reactivado durante los últimos días. En Villalón, Serrada, Mota del Marqués, Tordesillas y Olmedo ya empieza a haber bastantes días sin casos, pero de manera esporádica y solo encadenan dos jornadas ‘límpios’.
Los barrios
Pero donde parece más lejos alcanzar los niveles para el desconfinamiento es en la gran mayoría de barrios de Valladolid, así como en el grueso del alfoz. El ritmo de aparición de contagios en los centros de salud de la capital ha sufrido una evidente ralentización desde hace ya un par de semanas, pero todavía se continúan dando picos en muchos de ellos, que no invitan al optimismo.
Por ejemplo, esta semana hubo doce nuevos contagios el lunes en Gamazo y ocho el miércoles, y ese mismo día se anotaron diez en la zona de salud Pisuerga (Simancas, Ciguñuela, Geria y Arroyo). Nueve se juntaron en un día en el área de Circunvalación y otros tantos en el de Parque Alameda-Covaresa, ocho en Delicias II y Delicias I, seis en Parquesol, cinco en Laguna, San Pablo y Canterac...
Las tres excepciones
Pero no todo es negativo en la capital, ya que también hay zonas de salud que van acumulando cada vez más días con cero casos, el dato clave en la ‘desescalada’ planteada por la Junta. Son La Victoria, que llegó a encadenar tres días a cero, Tótola y Rondilla I, que llegaron a dos.