Un grupo de refugiadas ucranianas rueda estos días en Valladolid un cortometraje, que combina la ficción con el documental, para reflejar con humor algunas de las anécdotas vividas por sus protagonistas desde su llegada a España.
"La idea es tratar de canalizar distintos tipos de memorias a través del cine, la fotografía o la escritura. Crear una película que pueda funcionar como cine de la memoria desde el que testimoniar la experiencia de todo lo que implica la migración forzosa", señaló Álvaro Martín Sanz, profesor del Máster de Cine de la Universidad de Valladolid (Departamento de Comunicación Audiovisual) y coordinador del curso en el que se enmarca el rodaje.
"En definitiva, se trata de crear un testimonio audiovisual del presente, que hablen de ellas mismas, pero también de nosotros y de cómo las recibimos. Más allá de esto, se busca que ellas mismas aprendan cómo contar sus historias", añadió Martín Sanz.
En la producción también participan migrantes de Venezuela y Colombia. Este programa es dependiente del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y es parte de la Orden de San Juan de Dios y en Valladolid está ejecutado por Hermanas Hospitalarias Padre Benito Menni.
Este programa busca, a través de sus dos fases (acogida y autonomía), ayudar a las personas beneficiarias para que puedan integrarse en el país y encontrar un empleo cualificado. Para ello, el grupo, compuesto en su totalidad por 32 personas, realiza distintos talleres de formación, integración o clases de español. Más allá de esto, las personas participantes también reciben apoyo económico, asesoramiento legal y asistencia social.
El cortometraje está producido por Cinema Camp, entidad apoyada por el Instituto de la Juventud de la Junta de Castilla y León, que este próximo verano cumplirá diez años realizando cursos de cine para jóvenes. Con este enfoque transgeneracional, el proyecto pretende no solo dar voz a las experiencias vividas por personas refugiadas, sino también promover la inclusión y la comprensión a través del arte y la creatividad. La obra pretende ser una "ventana a una humanidad compartida, una oportunidad para entender mejor las diversas realidades que coexisten en la sociedad vallisoletana a través de los ojos de mujeres migrantes".