La banda de la Circular cayó por vídeos, móviles y Facebook

A. G. Mozo
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Uno de los responsables de la investigación policial detalla cómo identificaron a cada uno de los seis acusados, cómo les situaron en el lugar de los hechos el día del crimen. Luego, las huellas, el ADN y la confesión de Anton cerraron el círculo

Juicio por el crimen de la Circular.

El análisis de los vídeos de seguridad del entorno de la plaza Circular, así como la exploración de las redes sociales de los acusados, y el cotejo del tráfico de llamadas entre ellos y del posicionamiento de los móviles de los seis supuestos implicados llevó a la Policía a completar una laboriosa investigación de casi un año que terminó por poner nombre y rostro a los presuntos autores del asalto mortal a la septuagenaria María Aguña, en octubre de 2018, en la plaza Circular.

Así lo puso de manifiesto este lunes, en la quinta jornada del juicio, el secretario de las diligencias policiales llevadas a cabo por el Grupo de Homicidios de la Brigada Provincial de Policía Judicial. Una tarea en la que resultó clave la declaración de un testigo, del amigo del quiosquero que llamó al timbre de la víctima y que se cruzó con los tres sicarios: «Al día siguiente, hay una persona que se dirige a una dotación policial que había allí y les dice que él vio salir a tres sujetos que le habían llamado la atención. Nos les describe y nos dice la hora, y es una información buena porque cuando se reciben las imágenes (de dos bares y un banco), coincide con lo descrito por Julián (el testigo)».

Empieza entonces el análisis de las grabaciones de seguridad de la zona: «Las imágenes de la llegada (a las 12.55 horas) y la salida (13.16) son muy importantes porque fijan el momento en que se ha producido el hecho», explicó. «En una de las imágenes también nos llama la atención un vehículo, un Renault Scénic, porque hace una parada como si no supiera si tirar a la derecha o a la izquierda; y porque no era la primera vez que pasaba. La última vez que entra en la plaza, a las 12.51, sabemos que tiene que girar por obligación a calle Veinte Metros porque tenemos imágenes de una joyería posterior y no pasa por allí, y le encontramos aparcando en Pérez Galdós, gracias a la cámara del Lupa. Él saca el tique de la ORA y tiene que meter la matrícula, lo que es clave para la identificación posterior de Emil».

El investigador no tiene dudas del papel adjudicado a cada uno en este asunto. «El organizador es Rubén y le encarga a Arso, su lugarteniente, que busque a un grupo para ejecutarlo. Rubén solo habla con Arso y es él quien contacta con el grupo operativo para ejecutar el robo. Arso mantiene contactos con Emil y, a su vez, Emil tiene contacto con Krasimirov, Kamenov y Anton», resumió el miembro del Grupo de Homicidios, quien puntualizó que, además, «la identificación de los tres autores materiales se efectúa a través de huellas y ADN que se recogen en el domicilio de María Aguña», aseveró ante el jurado popular.

LA INVESTIGACIÓN

Pero eso fue cuando se les detuvo. Antes hubo un trabajo ímprobo de análisis de vídeos de seguridad, de redes sociales, del tráfico y el movimiento de los teléfonos móviles… «A Emil le identificamos a partir de la placa de matrícula de la Scénic. El coche sale a nombre de un español, que no coincide con la descripción y que está esos días en un hotel en Benidorm con su familia. A través del seguro, llegamos hasta el suegro de Emil y en vigilancias posteriores, comprobamos que es Emil el que le conduce habitualmente. A partir de ahí, seguimos mirando los controles de Emil y en julio nos sale uno de Emil en el que va con Kamenov y con otras personas, todos con antecedentes».

«Gabriel Kamenov tiene un teléfono que no está a su nombre, sino de su suegro, pero en su perfil de Whatsapp sale una foto que coincide con la de su Facebook. Además, tiene una orden internacional de búsqueda de Bulgaria que va con foto. La descripción física coincide con la de las grabaciones de seguridad, igual que la ropa que lleva el día de los hechos, que coincide también con la que lleva Kamenov en distintas fotos de Facebook», detalló el testigo-perito en la Audiencia Provincial de Valladolid.

Al otro Gabriel, al cuñado del anterior, se le identifica a través de las mismas redes sociales y a través del tráfico de llamadas de Kamenov: «Él tiene un teléfono a su nombre y también le encontramos con imágenes de Krasimirov con su ropa en fotos en redes sociales».

«Luego se identifica a Arso, porque ya tiene esas conexiones con Emil, a través del tráfico de llamadas en momentos muy críticos, como es la entrada y salida del domicilio. Aparte de que el día anterior también han estado posicionados junto a Emil, lo mismo que Rubén», explicó el investigador, quien no tiene dudas de que sería «el lugarteniente de Rubén», considerado el cabecilla: «Si hay alguien que pueda tener esa información (la del dinero que podía haber en ese inmueble) es Rubén, porque se ha criado en Valladolid, pero es que Anton, en una declaración en caliente en Comisaría, asegura que el organizador es Rubén».

«A Rubén llegamos a través del tráfico de llamadas, también. El teléfono de Rubén ya lo conocíamos de otra investigación anterior y vemos que los móviles de él y Arso tienen mucho tráfico, y también aparece Emil, pero nunca contactan entre Emil y Rubén, que solo habla con Arso por teléfono, mientras que Arso habla con todos, menos con Krasimirov y Anton».
En el caso de Anton es a través de las redes sociales cómo se llega hasta él: «El teléfono de Anton tampoco estaba a su nombre, pero gracias a la foto del perfil del Whatsapp y a los perfiles en redes sociales de los otros sospechosos, llegamos a varias cuentas de Facebook con diferentes nicks que utilizaba Anton, si bien no tenemos ningún nombre. Hasta que llegamos a una de Instagram, identificada como @antonmihailov4, metemos el nombre y nos sale una identificación de la Guardia Civil de esta persona. En los vídeos no se le puede identificar claramente por su cara, pero coincide que las zapatillas (unas rojas, muy características) aparecen en hasta 16 capturas de vídeo que, finalmente, son las que se intervienen en el domicilio», describió el testigo-perito.

EL PAPEL DE LA FAMILIA

Este investigador del Grupo de Homicidios relató también la parte de la investigación relativa al robo en sí y a las dudas sobre la posibilidad de que la víctima hubiera abierto la puerta: «Los accesos no estaban forzados, por lo que barajamos tres opciones: que hubiera abierto María, que alguien de la familia hubiera puesto la cara para que abriera o que hubieran abierto con llaves». En efecto, descartaron que hubiera abierto ella después de haber hablado con la familia: «Por lo que nos dijeron, María no abría la puerta a nadie, porque ya en 2011 hubo otro intento de robo porque ella había abierto la puerta y María se opuso firmemente, llegando a morder a uno de ellos». «En la forma de entrada hay una laguna que no creo que podamos dilucidar», admitió.

En este sentido, describió la violencia con la que actuaron los ladrones con la septuagenaria, que «tenía la cinta muy apretada y varias vueltas por toda la cabeza, que le llegaban a las fosas nasales», con «síntomas obvios de haber sido agredida violentamente».

Igualmente, detalló que en el piso de la Circular «había mucho desorden, con el contenido de los armarios sacado, la sensación era de que había habido una búsqueda frenética, en la habitación de la caja fuerte era donde más desorden había». Y fue allí donde apareció la agenda en que la víctima tenía anotada la combinación: «No podemos confirmar que el hecho de que estuviera allí la agenda era que lo hubieran encontrado o que estuviera allí la agenda, porque la caja fuerte se había usado dos veces el día anterior. La noche del día 15, según manifestaciones del hijo (Jesús) y su pareja (Cristina), tuvieron una bronca y la mañana del día 16 Jesús decidió coger el dinero, llamó a un empleado (David) para que llevara 300.000 euros a la caja fuerte de su madre; un dinero que se retiró esa misma tarde», recordó el investigador.

«La hipótesis que se baraja con más fuerza es que podía haber alguien de la familia implicado, por la existencia y ubicación de la caja fuerte, las medidas de seguridad que imponía María para abrir las puertas, los lugares donde guardaba la llave...», ahondó el testigo.

«No encontramos ninguna relación directa entre Arso y la familia, aunque sí encontramos a varias personas que tienen relación a su vez con la familia y nos salen Rubén y otras tres o cuatro personas, y se investigan todas las opciones, pero de la única persona que podemos seguir adelante es Rubén, que coincide que tiene tráfico de llamadas con Cristina, la nuera de María», explicó el investigador, que apuntó que también se «le sitúa junto a Emil y Arso el día 16, así como el día de los hechos en varias ocasiones (en la plaza, en los coches, en el polígono de Laguna...)», insistiendo en la evidente vinculación del acusado con el robo.

HUELLAS Y ADN EN EL DOMICILIO

En esta quinta jornada de la vista oral también compareció el inspector de la Brigada de Policía Científica que instruyó los informes sobre este crimen. En su declaración, ahondó sobre los lugares en que aparecieron huellas y restos biológicos de los sospechosos en el domicilio de la víctima. En concretó, detalló que había huellas de Gabriel Krasimirov en la caja que llevaban los tres sicarios cuando entraron en la vivienda y que se dejaron en un aseo. Asimismo, se aislaron huellas y ADN de Anton en la cinta americana, tanto en la que aún tenía en la mordaza la víctima, como en un trozo que pudo ser retirado antes de darse a la fuga y tirado en el suelo del piso. Por último, también había restos biológicos del otro presunto autor material, Gabriel Kamenov, sobre el cuerpo de María Aguña.