Un club de mus con mucha gastronomía

M.B.
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José y Mari Domínguez nos abren las puertas de 'El envite', local conocido por sus partidas de cartas y por el cocido de los jueves

Mari Domínguez prepara unas alubias en la cocina de 'El envite'. - Foto: Jonathan Tajes

¡Pares, sí! ¡Órdago! No, no se ha equivocado de sección. Esto sigue siendo 'El fogón de...' y se habla de gastronomía. Pero siempre desde el prisma que diferencia a cada uno de los establecimientos que por aquí se asoman. Esta semana uno con mucha solera y centenares de partidas de cartas al mes. De ahí lo del inicio. 'El Envite', con los apellidos Club de Mus, lleva muchos años, más de 40, en la calle Estadio, 5. Se ubica en un edificio con 47, así que por ahí andará su historia. 

De este establecimiento se encargaron varios dueños, dicen que incluso Morollón, exjugador del Pucela en los años 60 del pasado siglo, hasta que a finales de los 80 entró Mariano Cocho. Con él ya estaba como trabajador José Domínguez y poco después entró su hermana, Mari Domínguez. Los dos, en plena pandemia, dieron el paso de quedarse con este negocio ubicado en Las Mercedes. «Trabajábamos para Mariano, que ya estaba jubilado por entonces. Después del primer cierre por la covid nos dio la opción de hacernos con él y dijimos 'adelante'», recuerda Mari, que se encarga de la cocina, de la barra y de lo que se tercie, junto a su hermano José. 

Ambos mantuvieron el nombre, que ya se había hecho su hueco en el corazón de la ciudad. Y continúan ofertando una cocina tradicional castellana. De eso se encarga Mari, que reconoce que todo lo que sabe lo aprendió de su madre, Julia: «Tenemos menú de lunes a domingo. Entre semana a 12,50 euros y los fines de semana y festivos, a 16, aunque lo tendremos que ajustar ahora en breve».

Con tres primeros, tres segundos, postre y bebida, entre las ofertas siempre hay una legumbre, una pasta y una verdura en los primeros; y un guiso, un pescado y una carne, en los segundos. Día a día, Mari va pensando y cambiando los platos, aunque trata de mantener una línea semanal, ya que son muchos los clientes habituales, bien obreros o bien familias, que comen en su establecimiento.

El Envite también tiene carta, ya que por las noches no hay menú. Y entre los platos que más salen están los combinados, la merluza, el bacalao, el entrecot, el rabo estofado o las chuletillas, aunque en la barra nunca falta la tortilla de patatas y la ensaladilla rusa, al que no renuncia Javier López, uno de sus clientes. 

Abierto entre semana desde las nueve de la mañana y los fines de semana y festivos desde las 9.30, no cierra al mediodía. Quizá la razón sea ese «¡pares, sí! ¡órdago!», que se escucha por las tardes entre sus paredes.

Con una capacidad para 40 comensales sentados, sus mesas pasan de ser el centro de atención de los comensales por sus viandas al de las cartas que caen de las decenas de parejas que allí se dan cita a partir de las 16.30 horas.

Pero si por algo es conocido en el barrio y fuera de él 'El envite', además de por sus partidas de cartas y los mini campeonatos de mus de los fines de semana y festivos, es por su cocido. «No sé, quizá por la sopa... todo está bueno», señala Mari tras el apunte de tres clientes sobre su plato estrella. Lo ofertan los jueves (por 14 euros, aunque se subirá) y la cocinera lo empieza a preparar el miércoles, «para acabarlo al día siguiente».

Ese día –también los demás–, pero sobre todo los jueves, el comedor está lleno: «Si no se reserva, es complicado que haya hueco». Además de los clientes habituales, los hay que acuden para recogerlo y llevárselo a casa, «aunque de esto hacemos solo un cupo, porque si no dejamos a gente aquí sin comer». Mari prepara dos ollas grandes para unas 40 raciones, que es lo que suelen tener ese día. Por supuesto a fuego lento, con su chorizo, su tocino, su morcillo, su relleno... servido con verdura y berza.

Y tras el cocido, y más en El envite, partida de cartas. Entre semana de mus, tute o lo que se tercie. El fin de semana y los festivos es momento de mini campeonato de mus. De los pocos locales donde se mantiene esta tradición... la de las partidas de cartas.