Con casi 24.000 parados registrados en las oficinas de empleo de Valladolid y casi 14.000 mayores de 45 años entre ellos, no pueden faltar candidatos, o no deberían, para prácticamente cualquier solución de formación gratuita que ofrezca el mercado laboral; por lo público o por lo privado. Patronal y sindicatos coinciden en su apuesta por que se organicen más cursos y otras iniciativas que contribuyan a elevar la cualificación del parado y, por tanto, sus expectativas de recolocación.
CEOE recuerda que ya tiene oferta formativa al alcance de empresas para sus plantillas y también de particulares que estén inscritos como demandantes de empleo; actualmente dispone de cursos abiertos de digitalización online y a lo largo del año saldrán más. UGT y CCOO, mientras, lamentan que la Consejería de Empleo de la Junta, desde la entrada de Vox en 2022, haya dejado de contar con ellos para colaborar en el desarrollo de campañas, planes y programas, al tiempo que cuestionan la actividad y eficiencia del Servicio Público de Empleo de Castilla y León.
Al Ministerio de Trabajo y Economía Social le compete la gestión de las prestaciones contributivas y subsidios por desempleo, con un total de 13.802 perceptores en Valladolid; incluidos 3.601 mayores de 52 que cumplen ciertos requisitos para cobrar un subsidio específico para ellos, de 480 euros, hasta que cumplan la edad ordinaria de jubilación. Claro que también hay casi 10.000 parados registrados sin derecho a ningún ingreso.
A la Junta, por su parte, le corresponde la competencia en materia de políticas activas de empleo. El Día de Valladolid solicitaba el pasado lunes a la Consejería del área información sobre iniciativas al respecto de las que puedan disponer sobre todo los parados sénior, pero no hubo respuesta antes del cierre de esta edición.
Entretanto, la iniciativa formativa más reciente que se ha puesto en marcha en Valladolid para los empleados de más edad la aporta la Cámara de Comercio e Industria, que hace sólo unas semanas ha empezado a trabajar en la segunda edición del Programa 45+, dirigido a desempleados de entre 45 y 60 años. Una iniciativa de la Cámara de España, cofinanciada por el Fondo Social Europeo y desde finales de 2023 también por la Junta, que se estrenaba a nivel nacional el año pasado (a través de cámaras provinciales de todo el país) con el objetivo de mejorar las competencias digitales e idiomas de los participantes, pero que en esta nueva edición se abrirá a más ámbitos, con una oferta que se adaptará a las demandas de quienes se apunten.
El programa 45+ consta de cuatro fases que comienzan con una orientación laboral para conocer las necesidades formativas de los inscritos; en la segunda, formación en las competencias que se perciban más demandadas; en la tercera, labores de intermediación con el apoyo de orientadores laborales para buscarles ofertas de trabajo, conseguir entrevistas, participar en jornadas o ferias, incorporarse a la propia bolsa de empleo de la Cámara … Y por último, una cuarta fase de ayudas a la contratación para las empresas que incorporen perfiles de más de 45 años a sus plantillas.
Los interesados pueden acceder a este servicio a través del área del Empleo de la Cámara, de manera presencial o a través del correo 'empleo@camaravalladolid.com'. La coordinadora es Henar Arpa, quien valora los resultados del año pasado y confía en mejorarlos: «Nos habían marcado dar orientación a 30 personas, formar a 27 y hacer diagnóstico de reconversión a 20, y al final atendimos a más de 40 personas, orientamos a 30, formamos a 27 e hicimos intermediación laboral para 20». Este año, además, sube el listón con los objetivos de orientar a 50 vallisoletanos, que se formen 37 con la oferta de cursos que vayan saliendo y 30 reciban la intermediación.
El programa ya está atendiendo a interesados y, por los contactos mantenidos hasta el momento, la Cámara cuenta con organizar un curso de carretillero (el resto está por verse). Será presencial, como toda la oferta que salga a lo largo de 2024 en el marco de este programa, a diferencia de la primera edición, en la que también se impartió formación online y fue además la opción de la mayoría (21 de 27). Las condiciones vienen fijadas por la Cámara de España y el Fondo Social Europeo.
Para Arpa, la fase más importante es la de orientación, durante la cual se detectan las necesidades reales y, «sobre todo, los perfiles que necesitan más motivación o ganar confianza en la reinserción». En ese sentido, distingue ya de inicio, por un lado, a quienes están más cerca de los 45 años y con la inercia de una experiencia laboral reciente; y por otro, a personas en los 50 años que llevan ya más de cuatro fuera del mercado e incluso con prestaciones agotadas. A la fase de orientación se le suelen dedicar unas seis horas repartidas en varias sesiones, «pero pueden ser más si hace falta». Los cursos que vayan saliendo se prevén de 60 horas.
Perfiles
En el año escaso que lleva operativo este programa ya se han encontrado «perfiles de todo tipo», explica la coordinadora de Empleo y Formación de la Cámara. Por ejemplo, «personas con estudios primarios que se han dedicado a construcción, limpieza o jardinería y se han encontrado con que ahora lo tienen más difícil por distintas circunstancias», como lesiones propias de la vida laboral que han llevado y que les empujan a cambiar de sector, «opositando a bolsas de ayuntamientos y hospitales, por ejemplo», en las cuales los candidatos pueden tener puntos por edad. Claro que también participa en el programa «gente con carreras que se descolgó del mercado por temas de conciliación u otras causas», y busca recualificarse o actualizarse. «Muchos quieren competencias digitales, otros inglés, idiomas, o también temas relacionados con atención al cliente, nuevas herramientas de ofimática…», continúa. Arpa apunta además que hay sectores donde «se vuelve a valorar la experiencia, como en los de comercial y ventas o en hostelería, y también se necesita a mucha gente para ayuda a domicilio», sugiere.
De momento, más de la mitad de los participantes se han recolocado, y no puede obviarse que los hay que no entraron en el programa hasta los últimos meses de 2023. «Poco a poco, pero detectamos que las empresas están volviendo a mirar hacia los sénior». Y sobre todo, aprecia que 45+ «está ayudando a levantar la autoestima a parados que la tenían muy baja, cuando lo más importante es ganar confianza en uno mismo, creer que es posible, porque realmente se puede».
Algo sabe de ello una de las últimas participantes de este programa, Ruth Martínez, de 47 años. Terminó Periodismo en 2000 y trabajó en medios de comunicación de Valladolid y Madrid, pero después se convirtió en cortadora de jamón y a esa profesión se dedicó nueve años; hasta que llegó la pandemia, salió del mercado laboral y decidió regresar por la puerta del comercio, trabajando como encargada de una tienda de ropa hasta marzo del año pasado. Ofertas dice que ha tenido para seguir en ese sector, pero las ha rechazado: «He decidido reencontrarme con el sector de comunicación», y con la Cámara ha hecho un curso de marketing digital. Entró en 45+ hace algo más de tres meses y mantiene el contacto para seguir al día de opciones de trabajo o formación, aunque el siguiente paso ya lo tiene claro: estudiar por una certificación de marketing digital de la UNED.
«Si uno quiere algo, si hace lo que tiene que hacer, si se forma, lo normal es que lo consiga independientemente de la edad», resume Martínez. «Habrá trabajos en los que se mire más por contratar a jóvenes, pero hay muchos en los que importa mucho más la formación o la experiencia; y luego somos una generación muy a valorar laboralmente, con una capacidad de adaptación y sacrificio, una filosofía de trabajo, que no veo en generaciones más jóvenes. Pero hace falta creer, ser positivo y esforzarse», sentencia.