La Unidad de Dolor Infantil de Valladolid cumplió el pasado 10 de marzo dos años de actividad como centro de referencia regional y la ambiciosa aspiración de llegar a ser también, como ocurre con la del madrileño Hospital de La Paz, unidad de referencia nacional.
Pero el trabajo para llegar hasta aquí no ha sido flor de un día. Fue en 2008 cuando el actual jefe de la unidad, el doctor Enrique Ortega, puso el germen de este equipo junto al neuropediatra Ramón Cancho. «Empezamos a hablar, después de apreciar un déficit en la atención del dolor infantil, al darnos cuenta de que podíamos aportar cosas», recuerdan. «En un principio, empezamos a hacerlo para nuestra Área (la Oeste, la del Río Hortega) y, más adelante, se lo presentamos a la Junta, pero vino la crisis... Cuando todo pasó, ya se nos pidió que lo impulsásemos».
Fue la época en que sumaron a este proyecto el doctor Israel Cuenca, anestesiólogo igual que Enrique Ortega, que fue a «recibir formación» al hospital de La Paz, «que es donde está la unidad más potente en tema dolor infantil». Mientras tanto, se iba montando el equipo, fichando a la médico rehabilitadora Beatriz de la Calle y a la psicóloga clínica Lorena Pallas, porque «hacer dolor infantil sin un psicólogo es una barbaridad». La última en llegar, hace solo unos meses, ha sido la pediatra Ana Devesa, quien lleva los cuidados paliativos infantiles en el Hospital Río Hortega. A esos seis médicos se suman cinco miembros del área de Enfermería, que, como dicen los responsables, es «fundamental para el día a día de esta unidad».
EN EL 'EDIFICIO RONDILLA'
Todo el trabajo fructificó ese 10 de marzo de 2017 cuando arrancó oficialmente la unidad, ya con el título de ‘referencia regional’ por parte de la Junta, con el objetivo de que los pacientes infantiles con dolor crónico de cualquier otra provincia de Castilla y León ya se les pudiera derivados a la segunda planta del viejo Río Hortega, hoy llamado Edificio Rondilla.
Pero este grupo no se conforma y quiere más. A primeros de año recibió un premio de la Cátedra de Dolor Infantil de la Universidad Rovira i Virgili de Barcelona «por el modelo puesto en marcha» en Valladolid y su objetivo final es llegar a convertirse en «unidad de referencia nacional, puesto que, actualmente, la única que hay en España es la de La Paz».
Y para eso tienen que tener más pacientes, un aspecto en el que admiten que hay un problema de «desconocimiento» en el seno del propio sistema sanitario, que, al fin y al cabo, debe ser el que derive a los «pacientes complejos», tal y como reconoce el jefe del centro. «Una unidad superespecializada como esta solo funciona si ve un volumen mínimo de pacientes y eso, en una región como esta, debe implicar la centralización en una unidad como ésta. Y viajar, que los padres tengan claro el problema que tiene su hijo y que va a estar mejor si es tratado a través de una unidad hiperespecializada como la nuestra», argumenta Ortega.
«Hay especialistas muy buenos en esta región, no cabe duda, pero nosotros queremos aspirar a que el abordaje pueda ser excelente y superespecializado, y, para eso, es fundamental, las derivaciones», añade el neuropediatra Ramón Cancho. «Hoy en día nadie discute que derives a un paciente por un problema muy complicado a Madrid o Barcelona, pero parece que si se le manda a Valladolid ya no se ve tan apropiado y para eso están las unidades de referencia regionales», apostilla la doctora De la Calle. «Nosotros ofrecemos prácticamente todas las técnicas que hay (invasivas, no invasivas, psicológicas, rehabilitadoras...), es decir, que se está preparado para ese abordaje multidisciplinar», completa el doctor Cuenca.
1.500 PACIENTES POTENCIALES
En Castilla y León hay unos 200.000 menores de 14 años, 70.000 de ellos en Valladolid. «La Cátedra de Dolor Infantil de la Universidad Rovira i Virgili estima que para una población como la de Castilla y León el número de niños con dolor crónico complejo estaría en torno a 1.200 - 1.500, es decir, un volumen importante al que hay que conseguir llegar», reflexiona Ortega. «El año pasado vimos a unos cuarenta, pero hay que tener en cuenta que en La Paz, unidad de referencia nacional, ven unos cien al año», apunta Cuenca. «Nos pasó también al empezar con la Unidad de Dolor (de adultos), hasta que el sistema no te conoce, no te deriva pacientes», recuerda el coordinador, quien destaca que «han empezado a recibir alguno de Zamora y Palencia».