Valladolid no será Cádiz o Almería pero, sobre todo de unos años a esta parte, el verano también acostumbra a dejar en esta provincia los mejores datos turísticos de cada ejercicio. Cierto que sus 'playas' de interior no ayudan a dibujar grandes olas por estas fechas en la línea gráfica de evolución mensual de la demanda, que tiende más bien a oscilar con una moderación que nada tiene que ver con los altibajos de localidades costeras superpobladas dos o tres meses y semivacías el resto; pero aun así se nota la llegada de esta temporada. De hecho, si todos los meses fueran iguales para el sector, a julio y agosto les correspondería acoger al 16,66% de los viajeros de cada año, y ese porcentaje, en 2023 sin ir más lejos, se elevó al 27,43% en los apartamentos turísticos de Valladolid, al 22,73% en los alojamientos de turismo rural y al 19,82% en los establecimientos hoteleros. Estos últimos, por tanto, son los que menos dependen de la estacionalidad, si bien los tres modelos de negocio aspiran a mejorar, o al menos rondar, sus resultados del verano pasado.
La evolución más sonada está siendo la de los apartamentos turísticos, donde los viajeros y las pernoctaciones (redondeando sin decimales) aumentaron un 33% y un 16% entre enero y abril de este año en comparación con el mismo periodo de 2023, según datos del Instituto Nacional de Estadística analizados por El Día de Valladolid. No en vano, en un año su oferta de plazas ha crecido un 41% (de 555 a 784), y un 10% la cifra de apartamentos (de 152 a 167).El verano pasado ya dieron un salto más que notable al sumar 13.426 viajeros y 35.040 pernoctaciones entre julio y septiembre de 2023, un 143% y un 84% más que en tales fechas de 2022 (5.525 y 19.031), y aspiran a seguir al alza. «Vamos a ver qué sucede porque el verano pasado fue muy bueno, pero también es verdad que, en lo que va de año, ya hemos estado rondando el 80% de ocupación, los próximos meses suelen ser mejores y el año pasado en agosto estuvimos sobre el 90%», apunta el presidente de la Asociación de Viviendas y Pisos Turísticos de Valladolid, Francisco Moreno.
Turismo rural
Cifras de ocupación turística del Instituto Nacional de Estadística.Los alojamientos de turismo rural, mientras, ya tienen cubierta por reservas «en torno al 70%» de su oferta para julio y agosto cuando aún falta el tirón de última hora, tal y como señala el presidente de la Asociación de Empresarios de Turismo Rural de Valladolid, Luis Chico. «Las expectativas siempre son positivas en nuestros mejores meses, temporada alta. Yo creo que acabaremos estando en el 80% durante el verano en general y al 90% o más la primera quincena de agosto», añade.
Peñafiel y los pueblos del entorno conforman la zona con mayor demanda de alojamientos en la provincia, donde el enoturismo se perfila clave. Y en cuanto a las procedencias, más allá de Castilla y León, destaca Madrid como la Comunidad que más clientes aporta, sobre todo con perfil de familias, «pero también Andalucía, País Vasco, Extremadura...Estamos bien comunicados y se nota», valora Chico.
Vienen meses además en los que los alojamientos de turismo rural confían en remontar y resarcirse de un primer cuatrimestre claramente negativo para ellos, con una pérdida de negocio que en buena medida equivale al que han ganado los apartamentos. En abril (último mes con datos de este subsector publicados por el INE) se contabilizaban concretamente 173 alojamientos de turismo rural con 1.716 plazas, frente a 179 y 1.868 un año antes; y en el primer cuatrimestre del año, en comparación con ese intervalo de 2023, registraron caídas del 17% en viajeros (de 11.226 a 9.371) y del 20% en pernoctaciones (de 24.313 a 19.550). «Hemos pasado meses malísimos», admite sin paliativos el presidente de la Asociación de Empresarios de Turismo Rural de Valladolid. Duelen especialmente los resultados de abril, «patéticos», con una pérdida interanual de viajeros del 35% (de 4.096 a 2.657). Cierto que en 2023 la Semana Santa cayó en abril y este año en marzo pero, aun así, los apartamentos turísticos sí ganaron viajeros (de 2.232 a 2.575, +15%).
Claro que, por otro lado, Chico cuestiona las cifras del INE, sobre todo, por los porcentajes de ocupación que atribuye a los alojamientos de turismo rural. De hecho, su mejor resultado mensual de 2023, el de agosto, en estadística oficial se quedó en un 39,24% de ocupación media por habitaciones, «cuando basta con probar a llamar a unos cuantos establecimientos para ver que no hay tanto sitio disponible». Una paradoja que puede llevar a pensar si la oferta que está realmente activa es inferior a la oficial, o si buena parte de su actividad no está quedando registrada, si bien Chico declina aventurarse a entrar en esos detalles por falta de datos al respecto.
Establecimientos hoteleros
Los hoteles, por su parte, van «en la línea del año pasado, con entre un 30 y un 40% de ocupación para julio y agosto por las reservas que ya han entrado, a falta del tirón de última hora, que es fundamental», estima el presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Valladolid (Apehva), Jaime Fernández. «Siempre con optimismo, porque poco a poco se va viendo que la promoción turística que se hace de Valladolid va haciendo efecto», aprecia. Los cinco primeros meses del año les han dejado ligeros aumentos de viajeros (de 259.113 a 259.232, +0,05%) y pernoctaciones (de 447.836 a 460830, +2,9%), y ahora esperan «rondar o superar» los resultados del verano pasado, cuando en agosto alcanzaron el 58,78% de ocupación por habitaciones. Aunque septiembre suele ser mejor para ellos y el de 2023 alcanzó el 65,11%.
«Las previsiones son impredecibles», añade ahora el presidente de la Asociación de Hoteles de Valladolid, Francisco de Frutos, por el hecho de depender en buena medida del tirón de las semanas o incluso días previos a la visita. «A priori, las expectativas de julio son inferiores a las del año pasado porque entonces tuvimos una cumbre europea y el paso de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa, pero confiamos en la reserva de última hora», incide. «Respecto a agosto, la previsión es que las tres primeras semanas sean buenas y al menos podamos conseguir datos similares a los del año pasado». Y en definitiva, «incertidumbre con esperanzas de que al menos se iguale el verano anterior».