La polémica sobre la condición de geriátrico de Castilla y León me ha producido pena. El ministro Puente empleó ése término para describir –dijo textualmente– cómo está dejando VOX a nuestra Comunidad. Hablaba el señor Puente sobre su tema preferido, la ceremonia de los Goya, en la que tanto empeño puso, en efecto, pero en la que el dinero (más de 7 millones de euros) lo pusieron los contribuyentes, que nunca por cierto han sido preguntados respecto de si les parece bien o mal un evento de tan desaforado precio para la modesta economía de una ciudad de provincias.
Y digo que me ha dado pena porque, de un lado porque se trata de un feo, un desaire hacia la Comunidad desde la mesa de la rueda de prensa del Consejo de Ministros; un desdoro hacia la región de la que procede el Ministro. No nos acostumbramos a que la mesa del Consejo arroje permanentemente vilipendios partidistas, pero parece que esta práctica, lejos de erradicarse, se ha convertido en un clásico. Sabemos de sobra, por otro lado, el problema de envejecimiento poblacional que padecemos fruto de una baja natalidad y de una emigración que ni es de ahora ni es de partido: todos los gobiernos de todos los niveles han presumido de abordar políticas de reequilibrio demográfico sin acierto aparente en los últimos lustros.
Pero una de las formas de defender lo nuestro reside en no atacar de modo gratuito nuestra imagen, de un lado, y no blandir peyorativamente a nuestros mayores como arma arrojadiza empleando el sustantivo geriátrico en su condición senil. Nuestros ministros deberían poner por orden sus prioridades y la de apoyar más a su partido que a sus paisanos no parece que sea la estrategia adecuada. Comprendo que los políticos alimenten sus pugilatos con un zafarrancho de invectivas. Pero cuando se ostenta un cargo tan elevado hay que aprovecharlo para defender lo nuestro, cosa que malamente se consigue con enmiendas a la totalidad. Nadie nace aprendido y a ser ministro se aprende. Es de confiar que este triste episodio le sirva a Puente como un curso acelerado de defensa de su tierra.