David Toribio reconoce que su empresa está ubicada en el Vivero «por comodidad». Es decir, por ahorrarse el tiempo que implica tener que buscar un sitio y dar de alta todos los servicios. Su empresa lleva allí más de cinco años, pese a que actualmente tienen un nivel de satisfacción «bajo». «Llevamos desde diciembre sin calefacción y al final hemos tenido que trabajar con el abrigo puesto, no se podía ni traer gente aquí», señala. De hecho, Toribio reconoce que la Cámara no les ha cobrado el coste de este suministro durante algún mes. Ahora se presenta el mismo problema con la llegada del calor, pues es este sistema de climatización el que proporciona el aire acondicionado. «Nos han dicho que el arreglo cuesta cien mil euros», añade. También se queja de las limitaciones del horario, que impiden que puedan acceder a la oficina en determinados momentos. «Si tienes un viaje el lunes y se te olvida algo en la oficina, no puedes ir a cogerlo», lamenta. Otro de los problemas ha sido la velocidad de acceso a Internet, si bien es cierto que reconoce que ya se ha solucionado. Pero para él, ahora mismo, el principal problema es el de la climatización. Hasta tal punto que asegura que si en verano no está solucionado, la empresa se irá del Vivero. «Porque aquí no se podrá trabajar... es algo que ya hemos hablado con otras empresas que también están aquí», asegura el responsable de Optiener, empresa dedicada a la optimización de costes energéticos.