Según la Dirección General de Tráfico (DGT), durante este puente de la Constitución se producirán unos 116.000 desplazamientos por las carreteras de Valladolid. Cuatro días para extremar la precaución y evitar que se incremente la cuenta de los nueve muertos en carretera que hasta esta fecha tiene contabilizados la DGT este año en vías interurbanas. Una cifra que, de mantenerse, podría ser la menos mala de los últimos ejercicios y prolongar así la tendencia descendente de las dos últimas décadas.
La mejoría de las cifras es más que evidente. En la última década, es decir, entre 2014 y 2023, la media anual de muertos en la provincia es de 20, un nivel de siniestralidad que contrasta con los 42 de los diez años anteriores y, sobre todo, con los 81 de la anterior, que abarca desde 1994 hasta 2003. Por entonces hubo años en los que la provincia se aproximó a los cien muertos en la carretera, aunque nunca llegó a esa fatídica cifra.
Hay otro dato que llama mucho la atención en esta evolución. Según la DGT, la media de accidentes con víctimas, ya sean fallecidos o heridos, fue de 846 en la última década, frente a las 697 de los diez años anteriores. Es decir, si se comparan estos dos periodos se observa que los accidentes se han incrementado un 21,3%, pero los muertos han bajado a la mitad.
Uno de los factores que explican este dato es la mejora en la seguridad de los vehículos, tal y como aseguran desde la asociación Stop Accidentes. Su delegado en Castilla y León, Aquilino García, añade que el descenso generalizado de fallecidos tiene que ver con una suma de circunstancias muy diferentes. «Aunque todavía queda mucho por hacer, se ha mejorado bastante el estado de las carreteras, hay más autovías, que son más seguras que las carreteras nacionales que teníamos antes», explica. Además, añade que «la seguridad pasiva de los vehículos es mucho mejor y los airbags salvan muchas vidas».
Hay otras mejoras que son relativamente recientes. Por ejemplo, hasta 1992 no fue obligatorio ponerse el cinturón de seguridad en los asientos traseros. Y en ese mismo año se aprobó la obligatoriedad de llevar casco en motocicletas y ciclomotores, aunque fuera una medida que tardará en calar en la sociedad. «En los 90 podíamos ver a mucha gente en moto sin casco y ahora es algo casi imposible», sostiene el representante de Stop Accidentes. García cree que otro factor fundamental ha sido la concienciación ciudadana, gracias, en parte, a las campañas que se han hecho en estas tres décadas desde las administraciones públicas.
Aunque, curiosamente, desde Stop Accidentes también aseguran que estos pasos adelante también han traído otros riesgos. «El buen estado de una carretera también influye para que algunos conductores vayan a más velocidad», dice. Además, también hay que tener en cuenta que ahora hay 'distracciones' que no existían en los 90, como los teléfonos móviles y los sistemas GPS de navegación, que pueden ser una ayuda bien utilizados, pero que muchos conductores se empeñan en manipular con el vehículo en marcha. Según la DGT, las distracciones están detrás de un tercio de los accidentes de tráfico.
Este año
Las cifras de siniestralidad en lo que va de año muestran una buena evolución respecto a los anteriores... pero con matices. Hasta ahora la DGT tiene contabilizados nueve fallecidos en Valladolid, pero es una estadística temporal que solo se refiere a los registrados en las vías interurbanas, sin contar los de las urbanas y travesías. También hay que tener en cuenta que esas cifras suelen aumentar porque algunos heridos fallecen días después del accidente. Por ejemplo, al hacer balance del pasado año, la DGT informó de once muertes en Valladolid, pero la cifra consolidada después se elevó hasta las 17, teniendo en cuenta estos factores.
El primer muerto de este año llegó el 2 de enero en la N-610, en Villafrades de Campos, cuando un hombre de 79 años quedó atrapado en un vehículo tras salirse de la vía. Finalmente, falleció. Entre los siniestros mortales registrados este año también está el que se produjo en marzo en la A-6, a la altura de San Pablo de la Moraleja, donde una mujer perdió la vida y dos personas resultaron heridas al salirse de la carretera y chocar contra un árbol. Otra víctima fue el hombre de 35 años que falleció a principios del pasado mes en el kilómetro 16 de la CL-600, en Boecillo, tras dar varias vueltas de campana el coche en el que viajaba. En septiembre, otra persona murió cerca de Bodegas Arzuaga tras un choque frontal entre un turismo y una furgoneta. Con todo, Stop Accidentes resalta la importancia de no bajar la guardia pese a la buena evolución de las dos últimas décadas. Según García, la educación es el mejor arma. Educación integral, no solo vial. De los conductores a los peatones y viceversa. También pide que se siga trabajando en mejorar las carreteras.
El delegado regional es más partidario de la concienciación que de la mano dura, pero reconoce que quizá lo más efectivo sea «una combinación de ambas». Para él, Alemania es un ejemplo. «Todos sabemos que en sus autopistas no hay límite de velocidad, pero yo he conducido por allí y he visto que cuando empezaba a llover y el pavimento se ponía deslizante, todo el mundo hacía caso a los paneles informativos y reducía ostensiblemente la velocidad», explica el representante regional de esta asociación, que perdió un hijo en un accidente de tráfico en el que el causante «dio positivo en cinco drogas». En este sentido, también reclama que se mejoren los métodos de control de consumo de sustancias estupefacientes al volante.
La peor carretera
Según un estudio publicado esta semana por la empresa Informe Mecánicos, la N-601 es la carretera de Valladolid que más accidentes registra. El año pasado fueron 41, seguida de los 38 de la A-6, los 35 de la A-62, los 22 de la VA-30 y los 17 de la A-601. El mismo informe señala que la mayor parte de los siniestros se producen en vías urbanas, pero los más graves son los de vías interurbanas.