La presencia de conejos en los parques y jardines de la ciudad es algo ya habitual durante los últimos años. Es común ver pequeños grupos de estos animales merodeando entre los arbustos o en parcelas abandonadas llenas de juncos y maleza. No obstante, esta primavera ha sido un tanto especial debido a las benévolas temperaturas registradas durante el invierno, lo que ha ayudado a que hayan tenido una reproducción más numerosa y temprana y ha ocasionado una presencia masiva en las zonas verdes de la ciudad.
La abundante lluvia del primer trimestre del año acompañada de jornadas de temperatura agradable han ocasionado que las primeros brotes verdes llegaran de forma prematura. La abundancia de comida ocasiona que las hembras se aparean antes y con un mayor número de camadas. Así, este año la presencia de animales, tanto en los parques y jardines como en las zonas sin urbanizar donde la maleza es más copiosa, es numerosa. Se pueden ver grupos más amplios repartidos por toda la ciudad. Desde los barrios de Parquesol o Covaresa, como en parques de La Rondilla, Puente Jardín o las inmediaciones del Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada (IOBA), donde su presencia es más abundante.
El Ayuntamiento es perfecto conocedor de la situación y se ha puesto manos a la obra, a pesar de que, al menos por el momento, no suponen un problema para las zonas verdes ni para la salud de los ciudadanos. Con el objetivo de mantener los parques limpios, a finales de marzo el Ayuntamiento recibió desde el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León autorización para que 20 cuadrillas pudieran cazar con hurones y redes en las zonas ajardinadas de la ciudad.
El director del Servicio de Salud Pública del Ayuntamiento, Dionisio Villagrá, destaca que las zonas con mayor incidencia son los barrios de Parquesol y Los Santos Pilarica, al contar con muchas zonas verdes y parcelas en estado de semiabandono. Además, las zonas de la periferia de la capital, como Parque Alameda, Puente Jardín o Covaresa también tienen una masiva presencia de estos animales, así como las zonas verdes cercanas a las vías del tren.
Estas 20 cuadrillas se organizan entre sí para proceder a la caza de los conejos. «Llevan ya muchos años y ellos mismos tienen sus zonas 'asignadas' y acuden de forma regular para realizar cazas controladas», aclara Villagrá.
Los hurones entran en las madrigueras de los conejos, que se capturan a su salida con redes. La Ley de Caza obliga a que los animales sean sacrificados en el mismo lugar donde se produce su captura. Es decir, son los propios integrantes de las cuadrillas los que sacrifican a los conejos nada más cogerlos. El permiso de la Junta no establece ningún cupo máximo de animales, así que son los cazadores los que detienen la jornada cuando entienden que es suficiente.
Villagrá destaca que durante los últimos años se ha procedido a la caza de «una media de 10.000 conejos» para mantener el control de la población en la ciudad. «Es la única forma de hacerlo. No se pueden usar perros debido a la cercanía? de las vías y carreteras y mucho menos armas de fuego por motivos obvios».
Dependiendo de las condiciones climatológicas, la cría de los conejos de campo puede ser mayor o menor. En este 2024, por ejemplo, se han registrado las condiciones propicias para su proliferación, pero desde el servicio de Salud también destacan que la humedad puede ocasionar que aparezcan antes las enfermedades comunes para estos animales, lo que ocasiona un control automático de las poblaciones. «Depende mucho del tiempo de cada año. Algunos años hemos capturado unos 7.000 conejos y otros, 13.000».
El destino de estos animales es el autoconsumo por parte de las integrantes que componen las cuadrillas, quienes se reparten las capturas de cada jornada. La presencia de los conejos es algo ya habitual en los parques, hasta tal punto que los animales se comportan con naturalidad y, en muchas ocasiones, no se espantan al paso de los ciudadanos.