El futuro político de una potencia europea como es Alemania está sumido en la incertidumbre. Todo quedó en el aire tras la falsa moción de confianza al canciller germano, Olaf Scholz, solicitada por él mismo el pasado lunes con el propósito de que saliera adelante para anticipar las elecciones en el país, que se celebrarán el próximo 23 de febrero. Esta fue la artimaña diseñada por el dirigente, consciente de que la complejidad política iba in crescendo tras la salida el pasado noviembre de los liberales de la coalición de Gobierno que compartían con socialdemócratas y verdes.
De este modo, la nación teutona se enfrenta a un vía crucis de dos meses en el que la campaña electoral de los distintos colores políticos centrará el protagonismo hasta la fecha de los comicios. La Constitución otorga al presidente de la República, Frank-Walter Steinmeier, cierto margen en el proceso, pero se prevé que se adapte al pacto entre el Gobierno y la oposición conservadora para que la ciudadanía acuda a las urnas el 23 de febrero.
Gobierno en minoría
El pasado 6 de noviembre, el Gobierno de coalición de socialdemócratas, verdes y liberales colapsó después de tres años de disputas que culminaron en la expulsión de estos últimos, los cuales, con su postura de austeridad fiscal, bloqueaban la posibilidad de realizar inversiones para reactivar la maltrecha economía y a la par seguir financiando la ayuda a Ucrania.
Contra las cuerdas y sin la mayoría necesaria para aprobar los presupuestos u otros proyectos, Scholz anunció que se sometería a una moción de confianza que esperaba perder para, intencionadamente, convocar elecciones.
Es la sexta vez que se convoca este tipo de iniciativa en la Alemania postbélica y Scholz es el quinto canciller en hacerlo, sumándose a los socialdemócratas Willy Brandt, Helmut Schmidt y Gerhard Schröder y al conservador Helmut Kohl.
60 días tras disolverse el Parlamento
Tras perder la votación, Scholz acudió al presidente Steinmeier para pedirle que disuelva el Parlamento, aunque el dirigente avanzó que se tomará un tiempo para reflexionar y para reunirse con los representantes de los todos los partidos democráticos.
Ahora, dispone de 21 días para disolver el Bundestag. En teoría, podría encomendar a otros partidos la formación de un nuevo Ejecutivo, pero no existen otras potenciales coaliciones en la Cámara y todos parten de que Steinmeier, afín al partido socialdemócrata, se ajustará al calendario pactado por las grandes formaciones.
La Constitución prevé un plazo de 60 días desde el momento en que se disuelve el Parlamento hasta que se celebran los comicios anticipados, pero -salvo imprevistos- el 23 de febrero es la fecha con la que los grupos trabajan.
Preparativos a contrarreloj
Cuando se rompió el Gobierno el pasado 6 de noviembre, algunos de los principales partidos no disponían siquiera de candidatos para las elecciones y están ahora trabajando contrarreloj para cerrar sus programas electorales, cuyos borradores han ido presentando a lo largo de esta semana, antes del receso navideño.
Las fiestas que caen entre medias y la compleja burocracia en torno a las elecciones han despertado temores a que la cita con las urnas no pueda organizarse correctamente con tal celeridad y se produzcan fallos y caos, como en las elecciones regionales berlinesas celebradas en 2021.
Tras desembarazarse de su popular rival, el ministro de Defensa Boris Pistorius, Scholz será nominado oficialmente como candidato del Partido Socialdemócrata (SPD) en un congreso el próximo 11 de enero.
Exactamente, un mes más tarde se celebrará el tradicional debate general previo a las elecciones en el Bundestag, donde intervendrán todos los candidatos a la Cancillería -Scholz incluido-, mientras que la última semana de plenos concluirá el 21 de febrero.
El próximo dirigente será conservador
Respecto a los comicios, los sondeos pronostican la victoria del candidato conservador Friedrich Merz, cuya unión formada por los democristianos y su partido hermano bávaro va en cabeza con entre el 29 por ciento y el 34 de los votos, seguido de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) con entre un 17 y 21, con la que el resto de formaciones no cooperan.
El SPD se halla actualmente en tercer lugar (15-18 por ciento), seguidos de los Verdes (11-14).
Por ello, los dos escenarios que se barajan son los de una «gran coalición» entre democristianos y socialdemócratas o de una alianza entre democristianos y Verdes.