El próximo domingo, 9 de junio, volverán a abrirse las urnas en los colegios de toda España para elegir a nuestros representantes en el Parlamento Europeo, cuya sede está en Estrasburgo (Francia) aunque la mayoría de las comisiones parlamentarias se reúnen en Bruselas. Lo mismo harán, entre el 6 y el 9 de junio, el resto de los países que forman la Unión Europea. Estas elecciones, aunque de segunda categoría para muchos ciudadanos, tienen una gran importancia y una influencia grande en muchas de las leyes, planes y actuaciones que afectan a Valladolid y al resto de la Comunidad. Las mayorías en el Europarlamento, del que emanan la mayoría de las instituciones comunitarias, determinan casi siempre el rumbo que deberemos llevar en los próximos años en áreas como la agricultura y ganadería, el medio ambiente, los derechos digitales, las infraestructuras básicas, la inmigración o la seguridad, entre otras.
La movilización es una de las cuestiones que más deben trabajar todos los partidos políticos, pues la participación en los comicios del próximo 9-J puede caer por debajo del 50 por ciento. En el año 2019, las europeas coincidieron con las elecciones municipales y autonómicas en Castilla y León, lo que elevó el porcentaje de votantes ligeramente por encima del 60 por ciento, sin embargo en 2014 o en 2009 no había llegado al 45 por ciento. La conciencia ciudadana sobre el valor y la influencia que tienen las instituciones europeas en la vida diaria debe incrementarse y todas las formaciones deberían insistir en ello durante la campaña electoral, en vez de cebarse un día tras otro en asuntos de política nacional que ningún papel juegan en Bruselas.
La polarización extrema a la que están sometiendo los principales partidos de la política española a los ciudadanos amenaza con emborronarlo todo, como cuando la niebla se apodera de Valladolid y apenas de distinguen las figuras. Las concentraciones del campo que sufrimos todos hace unos meses tienen su origen en Bruselas, las incógnitas que se abren sobre las plantas de automoción por la obligatoria electrificación de los vehículos también procede de Bruselas, el futuro logístico de Valladolid tras su declaración como nodo básico del Corredor Atlántico viene avalado por las instituciones de la UE o la obligatoria zona de bajas emisiones para el tráfico… son solo algunos ejemplos de que las decisiones que adoptan en la capital inciden en nuestra ciudad y en nuestra propia vida profesional y personal.
No hay que olvidarse, aún menos en la capital vallisoletana, de los fondos europeos que en numerosas ocasiones han llegado de forma generosa para contribuir al progreso y desarrollo, tanto en lo que fue la construcción de la red de alta velocidad como en infraestructuras viarias. Incluso se ha debatido durante el último año si el dinero de Bruselas podía o no financiar el polémico soterramiento del ferrocarril. En definitiva, que Europa cada vez tiene un papel más importante en la configuración de nuestro armazón legal, en los planes estratégicos que se ponen en marcha y en todo lo relacionado con el futuro.
Por todo ello, resulta importante ejercer nuestro derecho al voto el próximo 9 de junio. Además, las elecciones europeas son una herramienta esencial para fortalecer la democracia en la UE. A través de su participación, los ciudadanos podemos promover la rendición de cuentas y la transparencia, asegurando que las instituciones europeas actúen en su mejor interés. La participación electoral también contribuye a la cohesión y la unidad europea, al permitir que los ciudadanos de diferentes países se involucren en un proceso político común. Ya sé que existen otras preocupaciones que setimos más cercanas, y seguramente lo sean, pero Bruselas cada vez está más cerca de Valladolid.
La existencia de candidatos locales anima a participar en un proceso, en el que normalmente los ciudadanos ni siquiera conocen a quienes se presentan, más allá del número uno de cada partido. En este caso, la veterana eurodiputada socialista Iratxe García y el procurador popular Raúl de la Hoz ponen cara a estos comicios en Valladolid y, especialmente a ambos, les exigiremos que defiendan en la capital europea los intereses y las iniciativas que permitan a la provincia vallisoletana seguir creciendo y a sus ciudadanos obtener una mejor calidad de vida y bienestar social.
Aún queda una semana para colocar las urnas y los partidos políticos deben hacer un último esfuerzo para explicar a los ciudadanos sus propuestas y la importancia del Parlamento Europeo. Los actos electorales cada vez interesan a menos gente y, habitualmente, están llenos de dirigentes y militantes, con lo que deberían buscar nuevas formas de transmitir su mensaje y sus programas para que lleguen a toda la sociedad, especialmente a los jóvenes que se muestran más reacios a participar. Es importante para todos, así que vamos a una nueva fiesta de la democracia.