El aeropuerto de Valladolid encara una nueva temporada de invierno especialmente fría, con un programa de vuelos aún más reducido que el de finales de octubre de 2023 a marzo de 2024, menos operaciones de salidas y llegadas programadas y, en consecuencia, también menos asientos. Y además sin servicio de alquiler de coches, después de que la semana pasada bajara la persiana la única oficina que lo ofrecía, gestionada por Europcar.
Aena tramitó durante la primera mitad de este año un nuevo concurso para el 'arrendamiento de espacios destinados a la actividad de alquiler de vehículos sin conductor y otras actividades complementarias en los aeropuertos de la red', 38 en total. Pero nadie se interesó por operar desde Valladolid, que ofertaba cuatro licencias y un total de 136 plazas para vehículos que quedaron desiertas; y por tanto tampoco Europcar, a la que se le terminaba el contrato de la licitación anterior el pasado 31 de octubre.
Fuentes oficiales de Aena explican a El Día de Valladolid que ahora están "estudiando opciones" tras la pérdida de este servicio, sin concretar si entre ellas se baraja la posibilidad de otro concurso con nuevas condiciones que puedan hacerlo más rentable o, en definitiva, atractivo.
Entretanto, el tráfico aéreo del aeropuerto sigue en niveles bajos y todavía sin tocar fondo. En lo que va de año, hasta septiembre, el aeropuerto de Valladolid ha contabilizado 152.011 pasajeros, un 7% menos que en ese mismo periodo de 2023 y hasta un 23,9% por debajo del último año prepandemia (2019). Todo lo contrario que la buena evolución del conjunto de la red de Aena, con crecimientos del 9,8% y del 11,2%, respectivamente.
El tráfico de mercancías, también desplomado
Tampoco le está yendo mejor al aeropuerto de Valladolid con el tráfico de mercancías: de enero a septiembre ha movido 225 toneladas de carga, volumen que representa un desplome del 96,3% respecto a ese intervalo de 2023 y del 97,4% en comparación con los nueve primeros meses de 2019, mientras la red nacional se ha anotado importantes incrementos del 19,1% y del 20,9%.
Resumiendo, con la excepción de los años de pandemia, son los peores resultados de actividad en más de dos décadas, y ahora encara una temporada de invierno sin vuelos regulares dos días a la semana (jueves y sábados). Ya le sucedió el año pasado, sólo que entonces al menos también estaba Vueling, que dejó de operar en Villanubla el pasado 31 de mayo, después de 11 años de actividad ininterrumpida con su ruta a Barcelona.
A efectos de tráfico aéreo, el año se divide en dos temporadas, la de invierno y la de verano, separadas por el último fin de semana de marzo y el último de octubre, los de los cambios de hora. Y ahora los únicos vuelos regulares son los de Ryanair a Barcelona (tres días a la semana: lunes, viernes y domingos) y los de Binter a Gran Canaria (lunes y miércoles), aparte de chárter.
Algo aumentará el tráfico en navidades, como es habitual; por ejemplo, con vuelos de Air Nostrum a Palma, Tenerife y Valencia entre el 20 de diciembre y el 6 de enero. Pero en total, según confirman desde Aena, para esta nueva campaña (del pasado 27 de octubre al próximo 29 de marzo de 2025) hay 304 operaciones programadas que suman 47.000 asientos, frente a 416 y 65.000 en la campaña invernal anterior (la que se prolongó del 29 de octubre de 2023 al 30 de marzo de 2024). Cifras que llevadas a porcentajes representan caídas interanuales del 16,5% y del 21%, respectivamente, después de que ya en 2023 se registraran descensos del 14,8% y del 16,6% en comparación con la campaña invernal de 2022.
21 aniversario de la llegada de Ryanair a Villanubla
Así continúan alejándose los tiempos de bonanza que arrancaron cuando, tal día como ayer pero de hace 21 años, el 6 de noviembre de 2003, llegaba el primer vuelo que operaba Ryanair en el aeropuerto de Valladolid. Entonces pasaban por allí alrededor de 200.000 viajeros al año y la flamante conexión con Londres, tercera ruta internacional que se establecía en la historia de esta terminal (tras París en 1991 y una con Lisboa en febrero de 2003 que no solía llevar a más de tres o cuatro pasajeros por trayecto), disparó las expectativas en lo que supuso el inicio de un paulatino despegue de actividad que le llevó a elevar su techo hasta los 512.928 viajeros de 2007, entonces también gracias sobre todo al establecimiento de enlaces de la firma irlandesa con destinos a Bruselas-Charleroi y Milán-Bérgamo, aparte de vuelos de otras compañías a Barcelona, París... Claro que por entonces la Junta de Castilla y León mantenía importantes acuerdos de promoción turística con las aerolíneas que, en el caso de Ryanair, llegaban a rondar el millón de euros por ruta, y esa estrategia desapareció de esta Comunidad hace ya más de una década, mientras el de Villanubla vuelve a parecerse mucho al aeropuerto de hace más de 20 años.
Coincide también ahora el relevo en la dirección del aeropuerto que ya anunció Aena en septiembre, cuando anticipó que Ismael García tomaría posesión del cargo el 1 de noviembre en sustitución del palentino Pedro San Martín que, con 65 años, llevaba 13 al frente y se jubilaba. Además, Aena aprobó hace sólo unos días una ampliación del plan de incentivos para atraer nuevas rutas a aquellos aeropuertos que siguen sin recuperar niveles precovid, caso de Villanubla, al tiempo que ultima por fin, después de más de seis años de trámites, el concurso para adjudicar las obras de techado del parking, que apuntan a costar casi dos millones de euros (menos del presupuesto inicial por las ofertas a la baja que se han presentado). Toca esperar a ver si las novedades surten algún efecto y, sobre todo, si florece más tráfico a partir de primavera; pero, entretanto, lo que viene es un invierno muy frío.