Carmen Tomás

LA COLUMNA

Carmen Tomás

Escritora y periodista en información económica


El sistema de pensiones hace aguas

30/06/2024

El sistema público de pensiones debería ser una de las grandes preocupaciones de autoridades y ciudadanos. En los últimos años, se le han hecho muchos retoques. Se han aumentado los años cotizados, la edad de jubilación, los años necesarios para el cálculo de la pensión, han subido las cotizaciones, se han incorporado distintos mecanismos como el llamado de Equidad Intergeneracional, se han sacado de la caja común las pensiones no contributivas incluso se han transferido miles de millones de euros del Estado a la Seguridad Social. A pesar de todo ello, el sistema hace aguas. El peso de las cotizaciones cubre apenas el 70% de los ingresos necesarios para hacer frente al coste de las pensiones. De hecho, según un informe de Fedea, ni siquiera el aumento de las transferencias del Estado evita el déficit del sistema, cuya deuda se acerca a los 100.000 millones de euros.

La gravedad de las cuentas que presenta el sistema de pensiones es aún mayor teniendo en cuenta que a partir de este año es cuando realmente empiezan las jubilaciones masivas de los "boomers", algo que obviamente era conocido por todos. No es en absoluto algo sobrevenido ni en número ni en cuantía. Las obligaciones de gasto en pensiones, según el mencionado informe, suponían ya el año pasado el 13,1% del PIB. Otras dos variables que preocupan y que la última reforma ha agravado es el hecho de que la tasa de reposición es el 77,2%, cuando la media de la Unión Europea está en el 44,2% y la subida anual con relación al IPC.

Es obvio que la sostenibilidad del sistema hace aguas y que ningún gobierno ha querido coger el toro por los cuernos. Tampoco ayuda que la Comisión Europea haya dado por buenas las sucesivas reformas que se han ido haciendo, cuando no han atacado los problemas que la acechan y que como hemos visto son muchos. La caída de la natalidad, el aumento significativo de la esperanza de vida, la jubilación de la generación del "baby boom" y el menor peso de las cotizaciones por los bajos salarios y el desempleo. Ningún gobierno está dispuesto a poner el dedo en la llaga. Son demasiados votantes, pero tampoco a ofrecer información clara, objetiva y sin adornos, un ejercicio de transparencia que le gusta bien poco a los gobernantes. La filosofía es más bien que el que venga detrás que arree, aunque sea una irresponsabilidad.