El Ministerio del Interior creó en el año 2013 los equipos Roca (acrónimo de robos en el campo) dentro de la Guardia Civil para combatir los continuos asaltos que sufrían las explotaciones ganaderas y agrícolas en toda España. Por entonces en Valladolid se producían más de 400 al año, sin que hubiera ningún equipo especializado en estas actividades delictivas. Una década después de su puesta en marcha, los robos se siguen sucediendo, pero en menor medida. El efecto disuasorio de los tres equipos que funcionan en Valladolid ha hecho que estos asaltos se reduzcan considerablemente. De los 436 que se registraron en 2013 a los 171 del año pasado, un 60,8% menos. Una tendencia a la baja que ha experimentado algún altibajo en los últimos años y que tocó fondo en 2021, con 125 robos, según los datos del Ministerio del Interior.
Los tres equipos de Valladolid están ubicados en Medina del Campo, Medina de Rioseco y la capital, para los casos de los pueblos del alfoz. Aunque se tienen que enfrentar a delitos muy variados, los más habituales son los robos de combustible, cable de cobre y, en menor medida, maquinaria, sobre todo aperos de labranza. En el primero de los casos, directamente de los depósitos que los agricultores o ganaderos tienen en sus explotaciones. A veces con métodos muy rudos. Como el de los tres vecinos de Nava del Rey detenidos el año pasado por la sustracción de 2.000 litros de gasóleo en municipios del entorno para después revenderlos. Directamente rajaban el depósito para verter el contenido en garrafas, aunque acabaran completamente empapados. Estos grupos organizados suelen vigilar a sus víctimas para obtener información de cuándo está la explotación vacía y cuándo suelen llenar los depósitos. El litro de gasóleo B, que es el que se utiliza en estas instalaciones, cuesta actualmente más de 1,1 euros, por lo que un robo de un depósito de mil litros puede suponer al agricultor perder más de mil euros.
Otro de los delitos habituales en el campo es el robo de cable de cobre, que después se vende en chatarrerías sin dejar registros de entrada de ese material, para dificultar su seguimiento. «Tenemos un problema con estos negocios porque, si lo hicieran bien, tendrían que acreditar su procedencia, pero se limitan a firmar un papel en el que declaran que ellos no se hacen responsables si esa mercancía es ilícita», explica Diego Caramazana Ramos, responsable del equipo Roca de Medina del Campo, también integrado por Julián López, Luis Miguel Martínez e Iván García. Según la Guardia Civil, estos negocios «saben perfectamente» de dónde procede el material, pero hacen la vista gorda. Lo almacenan y lo venden a mayoristas en cuanto pueden. Y no solo pasa con el cobre. Sucede lo mismo, por ejemplo, con grandes tubos de aluminio.
Un ganadero revisa el depósito de gasóleo de su explotación en presencia de los agentes. - Foto: J. TajesEn casi todas las ocasiones, el destrozo que hacen los ladrones es mucho más gravoso que el material que se llevan. A veces, para un beneficio muy limitado. Uno de los integrantes del Roca de Medina del Campo recuerda el caso de un agricultor al que le robaron unos tubos de aluminio valorados en 6.000 euros por los que luego solo sacaron 240. Más o menos el beneficio que tuvo otro ladrón con el cobre de un transformador valorado en unos 6.000 euros. Los pívots de riego también suelen ser objetivo de los ladrones, para llevarse el cobre del cable que recorre la parte superior de la estructura. Un material que después se vende al peso en chatarrerías.
Meses de investigación
Las investigaciones que realizan los equipos Roca no son sencillas y a veces se prolongan durante meses. Cuando el material robado no aparece, los presuntos ladrones no suelen ser condenados. En otras ocasiones, cuando sí que se recupera, al agricultor o ganadero ya no le sirve para nada. Pese a estas dificultades, Caramazana anima a las víctimas a denunciar, ya que no siempre lo hacen. Y a estar pendientes de todos los movimientos sospechosos. «Cada pequeño detalle cuenta, por ejemplo, una matrícula puede decir mucho», señala.
Varios agentes de un equipo Roca, en una explotación de Valladolid. - Foto: J. TajesEl contacto de estos agentes con los profesionales del campo es muy estrecho, a través de teléfonos directos con los que se comunican mediante Whatsapp. «Tenemos mucho apoyo por su parte», añade el responsable del equipo. Toda ayuda es poca para luchar contra unos delincuentes que suelen ser conocidos por la Guardia Civil por su reincidencia.
Los equipos Roca colaboran habitualmente con otras unidades de la Guardia Civil, como el Seprona, y con Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Fruto de este trabajo conjunto pudo llevarse a cabo el mes pasado una operación a gran escala mediante la cual se detuvo a 36 personas por robar más de 34 kilómetros de cable de telefonía en Valladolid, Ávila, Córdoba y Sevilla, con un valor de dos millones de euros. El peso del material superaba las 13 toneladas. En este caso, los equipos Roca de Ávila colaboraron con el Grupo de Patrimonio de la UOPJ (Unidad Orgánica de Policía Judicial).
Estos miembros de la Guardia Civil también intervienen en robos que no tienen que ver con las explotaciones agrícolas. Uno de los casos de las más recientes ha sido la detención de dos residentes en Madrid que se dedicaban a robar en vehículos aparcados en estaciones de servicio. En solo unos minutos, en los que los ocupantes tomaban un café, utilizaban un inhibidor para abrirlos, o rompían el cristal, y se llevaban todo lo de valor que encontraban, principalmente dispositivos electrónicos.
Los agricultores y ganaderos piden más efectivos
Las organizaciones agrarias valoran el trabajo de los equipos Roca de la Guardia Civil, pero piden más efectivos. «Hacen una labor extraordinaria, porque resuelven muchos de los robos y evitan que se produzcan otros al estar patrullando, debido al efecto disuasorio», señala el presidente de Asaja en Valladolid, Juan Ramón Alonso. No obstante, también asegura que en ocasiones los propios agentes se quejan del escaso número de efectivos. Según él, los robos son recurrentes, sobre todo en regadíos de la zona sur. «Estas fechas son las más complicadas, cuando estamos en plena campaña de riego», reconoce. Alonso también valora la cercanía de los agentes con los agricultores y ganaderos. El contacto de su organización con los equipos Roca es muy estrecho. En la misma línea se expresa el coordinador provincial de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Valentín García. «Sigue faltando mucha presencia de la Guardia Civil en los pueblos, donde cada vez nos quedamos con menos gente y más indefensa, algo que no es culpa de los agentes, sino del número de efectivos; por eso, siempre que hemos tenido ocasión, hemos pedido que se incremente», asevera. García también lamenta que «no siempre se obtiene el resultado deseado en la resolución de los casos». Según los datos del Ministerio del Interior, en los últimos cinco años se esclarecieron 141 robos en explotaciones agrarias y ganaderas de la provincia.